Despilfarro

Artículo Pluma Invitada

Antipedagogía de la presidenta peruana

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com En lugar de debatir acerca de cómo optimizar la educación e industrializar al Perú, ahora con el megapuerto de Chancay, los relojes Rolex, que luce la presidenta Boluarte con apenas un 4 % de aprobación, continúan monopolizando la audiencia nacional y es la comidilla del momento. En un país colonizado por el crimen organizado y funcionarios que se enriquecen gracias al poder, la taimada actitud de Boluarte, desnuda al politicastro peruano que parecen una banda de rufianes. Se podría afirmar que esta casta política, acuñado por el presidente argentino Javier Milei, continúan saqueando al Perú. Tienen el cinismo de ostentar sus lujos ante millones de estudiantes que no desayunan y claman por mejores escuelas y educación. La presidenta, de espaldas a esta realidad, practica el ninguneo pedagógico, que significa la falta de respeto de un docente a la inteligencia de los estudiantes. Esto sucede, cuando Boluarte, durante tres semanas, se negó mostrar el origen de los relojes que lucía y, hoy día, esbozó su brillante estrategia de defensa, al decir que fueron prestados por el millonario y cuestionado gobernador de Ayacucho. Debido a la crítica situación de la educación y la crisis económica que vivimos, con treinta mil escuelas a punto  de colapsar, según los expertos, ¿sería ético que la mandataria luzca joyas estimadas en miles de dólares? Creo que no, ya que ella, con su actitud, vulnera el limpio espíritu de los niños y niñas en etapa de formación. Según Renato Silva, de Infobae, el 91 % de los peruanos opinan que la educación no ha mejorado en su gobierno. Solo le importa relumbrar su arrogante vanidad y mantenerse en el gobierno hasta el año 2026. Especular en cuanto a las joyas de Boluarte no es un signo de envidia, sino que se exige honestidad a la funcionaria más alta del Estado. Su falta de transparencia constituye un auténtico ejemplo de la antipedagogía, la cual arruina el esfuerzo que los educadores hacen en las escuelas, al cultivar la honestidad y el respeto hacia la dignidad humana como estilo de vida en los estudiantes. Cuando una lideresa no es creíble, transmite un mensaje negativo a los estudiantes y a la sociedad en relación con la práctica de la honestidad. Esta actitud contradice a los valores fundamentales de la democracia, promoviendo la creencia de que la verdad es calculada y que el fin justifica los medios, como señalaba Nicolás Maquiavelo. Los estudiantes, quienes son influidos por estos líderes, pueden desilusionarse, al observar a aquellos quienes desempeñan un papel de liderazgo mienten públicamente y no pagan las consecuencias. Asimismo, esta ridícula actitud de frivolidad y despilfarro, nos da a entender que ser presidente, congresista, gobernador, ministra o alta funcionaria en Perú, significa un suculento negocio que nos convertirá en nuevos ricos. De igual manera, tiene un impacto negativo en nuestra imagen internacional, limitando el turismo y las inversiones que tanto necesitamos para desarrollar. Boluarte, la todopoderosa presidenta, con su extraña actitud poco transparente, mintió al país y espantosamente subestima la inteligencia de los peruanos. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

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Educación y Capital Humano

Educación y Capital Humano

davidauris@gmail.com La educación es la mejor inversión para desarrollar el capital humano de cualquier país. Esta debe incluir en sus claustros a todos los niños y adolescentes, con el propósito de alcanzar el progreso sostenido. Es necesario comprender que la única riqueza segura, es el poder del cerebro de la gente potenciada por la educación. América Latina y el Perú, aún viven de espaladas a la realidad. No priorizan el desarrollo del capital humano porque solo pretenden crecer con base en los recursos naturales. Existe inequidad en el acceso a la educación y una insuficiente inversión en este sector, con apenas 4% del PBI. Se aprecia una desconexión entre los planes curriculares y el mercado. La región ostenta una mayor cantidad de profesionales especializados en humanidades y pocos en áreas tecnológicas que demanda el planeta.  A esto, se añade un elevado índice de corrupción y despilfarro en ciertos países que cercenan la esperanza de los individuos más humildes. Coincidiendo con el pensador y diplomático argentino Alieto Guadagni, los países en el siglo XXI necesitan recursos humanos más que recursos naturales. En efecto, existen naciones con una considerable riqueza natural, tales como Venezuela, Nigeria y Perú, que no pueden salir de la pobreza. Mientras que países como Japón, Corea del Sur, Singapur e Israel, carentes de recursos naturales, son prósperos debido a que invierten en el desarrollo del capital humano. La Unesco señala que la educación es un derecho humano fundamental que posibilita la eliminación de la pobreza, busca la equidad y garantiza un desarrollo sostenible. De igual manera, Claudio Naranjo sostenía que la educación no solo debe proporcionar habilidades profesionales, sino también una competencia humana que se fundamenta en valores y las buenas relaciones para lograr el éxito y la armonía social. Asimismo, el Banco Mundial, impulsor del Proyecto Capital Humano, argumenta que el desarrollo de este poder, elimina la pobreza y genera sociedades más productivas y sostenibles. Para alcanzar este objetivo, es fundamental invertir en la alimentación, la atención médica y la educación de excelencia. Amartya Sen, señala que un país pobre puede impulsar el capital humano mediante la asistencia de todos sus habitantes a la educación, lo cual no implica una educación de excelencia, sino que el acceso a ella es ya un progreso personal de impacto colectivo. Para desarrollar el capital humano, implica impulsar una agresiva política de inclusión para garantizar la accesibilidad de todos los estudiantes y la culminación de la educación básica.   Desarrollar las aptitudes del siglo XXI, tales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y las habilidades socioemocionales, vinculando a los estudiantes con la realidad laboral, son claves. La alfabetización digital, la creatividad emprendedora y la formación continua de los docentes, pueden inspirar mayores aprendizajes en la comunidad letrada. Sin embargo, el capital humano como una entidad patente y catalítica se consolida en la educación superior. En esa esfera es necesario desarrollar la investigación científica, tecnológica y un pensamiento innovador que asuma la responsabilidad social. Actualizar los programas académicos en correspondencia con países desarrollados es crucial para no quedarse rezagados y es perentorio la priorización de carreras científicas, con valor humano en toda nuestra región, si realmente pretendemos un desarrollo más allá de un crecimiento carente de sólidas bases. La educación desarrolla la riqueza de aprendizaje que constituye el capital humano. Para lograrlo, impulsemos una educación que incluyan a todos, con el objetivo de que nadie pierda la oportunidad de vivir mejor. © David Auris Villegas Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

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