La SEE comparte Cuadernillo de Prevención del Suicidio para cuidar la salud mental

Con el fin de procurar la salud mental de los estudiantes, la Secretaría de Educación del Estado (SEE) de Michoacán hace público el Cuadernillo Básico para la Prevención de Suicidio, lo que a su vez hace el llamado a los profesores y familias para conocer más allá el problema que enfrentar y prevenir desde la casa y en la escuela. Fue realizado por varias instancias gubernamentales como son las Secretarías de Salud, Educación, Seguridad, entre otras, dicho cuadernillo es parte del Programa Nacional para la Prevención del Suicidio. Además de las secretarías, también apoyaron diferentes autoridades y trabajadores especializados en el tema. El cuadernillo es un herramienta completa de prevención, en su contenido podrás encontrar datos como índices de suicidios en México, mitos y realidades, cómo actuar respecto al tema, factores de riesgo y alarma, búsqueda de ayuda, entre otros. Además del contenido anterior mencionado, también contiene ejercicios que permitirá poner en práctica estrategias preventivas e igualmente invita a hacer conciencia del entorno social. Si deseas consultar este cuadernillo, está abierto al público en línea a través de la página web del Gobierno de México o directamente a través de esta liga https://goo.su/cdXhOV .

La IA revoluciona el acceso a información académica, señalan expertos de la UNAM

Los asistentes para la búsqueda de literatura basados en inteligencia artificial (IA) son herramientas que transforman la manera en la que los usuarios acceden y utilizan información académica; además, permiten sistematizar y ahorrar tiempo, coincidieron en señalar los expertos de la UNAM, Roberto Santos Solórzano y María de los Ángeles Gutiérrez Lovera. En la charla Nuevas fronteras: ¿Cómo está revolucionando la IA la búsqueda de literatura?, Roberto Santos Solórzano, coordinador de Diseño de Experiencias de Aprendizaje, en la Subdirección de Innovación Educativa de la Coordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (CEIDE), refirió que esos instrumentos están alimentados por algoritmos avanzados y ofrecen ventajas, como las fuentes de información. “La mayoría de ellos usan bases de datos científicas y académicas, colecciones que organizan literatura revisada por pares, verificada y validada, con lo cual la información que se consulta es confiable”. Algunas pueden ser Web of Science o Scopus, las dos bases bibliográficas más importantes del mundo. El experto dijo que la IA no es nueva, pero en los últimos dos años se ha constituido en una herramienta muy utilizada debido a la facilidad de uso. En la investigación y la academia la informática permite explorar y analizar datos que son sumamente complejos. No obstante, la crítica frecuente es que no sabemos cuáles son sus fuentes de información, de dónde la obtienen para construir una respuesta. “Cuando solicitamos referencias bibliográficas, muchas veces son muy antiguas o no existen”, precisó. Por ello, algunas personas la consideran “una caja negra” en la cual no vemos qué sucede adentro y eso ha provocado que se compartan en distintos medios, sesgos, errores, y la información confusa y poco confiable que puede arrojar. En el caso de los asistentes, aclaró, simplifican el proceso de búsqueda; recopilan demasiada información, de manera que los docentes e investigadores realizan una indagación compleja y obtienen resultados precisos y relevantes de forma rápida y eficiente. “Cuando se hace una búsqueda normal en Google que arroja ocho millones de resultados, la mayoría de las personas no pasa de la primera página. Entonces estas herramientas permiten analizar miles de artículos y darnos una respuesta respecto a nuestras consultas”, abundó. Otro beneficio es la capacidad de personalizarlas. “Se basan en nuestro historial de búsqueda y preferencias; estos asistentes nos devuelven artículos que son más pertinentes y relevantes para nuestro propio trabajo y esto amplía el espectro de información a la que tenemos acceso y nos permite explorar y fortalecer la investigación”. Respecto a las consideraciones éticas asociadas con el uso de estas herramientas, es complicado brindar una respuesta porque “estamos en plena discusión y desarrollo de políticas, normativas y regulaciones, en México y el mundo. Es un terreno con mucha incertidumbre”, alertó. En la sesión organizada por el CEIDE, Santos Solórzano mencionó que al utilizar algoritmos se reduce la influencia de factores subjetivos en la selección de información. Los usuarios tienen fuentes o bases de datos favoritas, pero eso los limita para revisar otras. Asimismo, al buscar en numerosas bases, arrojan resultados que mejoran la accesibilidad y la democratización del conocimiento, y así se combate la desinformación científica. “No sólo se busca literatura, sino que se analiza”. Enfatizó que ninguna IA es perfecta ni está libre de sesgos. Ofrecen beneficios, pero hay que tener un uso responsable de la herramienta. No hará el trabajo En tanto, la líder de proyecto para la Vinculación del Conocimiento Educativo en la Subdirección de Movilización del Conocimiento en Educación, de la CEIDE, María de los Ángeles Gutiérrez Lovera, recordó que los asistentes de investigación basados en IA sistematizan y ahorran tiempo, de esta manera se fortalecen las actividades de investigación a partir de un documento, palabra clave o título. “La pregunta que se plantea es esencial porque es el hilo conductor de lo que necesitamos saber, y eso depende de nuestra necesidad de información académica”, detalló. Estos motores de búsqueda tienen información que no está sesgada, como ChatGPT, que no es un buscador ni va a arrojar bibliografía. Hay que alejarnos de este tipo de instrumentos, que no son malos, sino que su fin es otro, y voltear la mirada a los que tienen por finalidad la búsqueda de literatura. Aunque la inteligencia artificial proporciona impulso y asistencia, también es fundamental el rol de los actores, estudiantes, docentes, tomadores de decisiones, quienes deben realizar una selección crítica de aquello que necesitan, añadió. La IA no hará el trabajo; ayuda, es un apoyo, una posibilidad que antes no existía, y que ahora que contamos con ella hay que utilizarla, pero con conocimiento de causa. Hay que emplearla pensando que habrá un sesgo, errores, funciones que no me ayuden: me puede proporcionar literatura, pero tal vez no esté actualizada, o no responda a lo que necesito. Entre mejor sea la retroalimentación y la información que proveamos, esa respuesta también lo será. “La recomendación es apoyarse en esas herramientas para llegar más rápido a lo que yo necesite”, reiteró Gutiérrez Lovera. Son aliadas valiosas, pero no hay que reemplazar la tarea que le toca a los estudiantes, docentes o investigadores; hay que combinar la eficiencia de la tecnología con la capacidad humana de reflexionar acerca de lo que nos provee la IA. La universitaria recomendó no “casarse” con una sola herramienta, porque ninguna resuelve todo. Fuente: [2024-11-agosto]. Boletín UNAM-DGCS-573. Revoluciona IA acceso a información académica. https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2024_573.html

Entrevista a la Dra. Juana Sancho Gil, educadora y estudiosa de las TICs y referente mundial en Educación

“Siempre me han interesado las TICs para pensar y no solo para aplicar”Juan Sancho Gil Por: David Auris Villegas[1] “La invitación del profesor David Auris Villegas a mantener una conversación sobre el nuevo tema de moda, la denominada Inteligencia Artificial (AI), me ofrece una nueva oportunidad para seguir pensando y mantenerme en modo aprender.  Gracias, profesor. Como he señalado en distintas ocasiones, la educación sigue siendo mi pasión. He dedicado toda mi larga vida laboral a la educación y si hoy tuviera que elegir a qué dedicarme, no lo pensaría ni un segundo: a la educación. De hecho, de formas diferentes, me sigo dedicando. Sigo pensando, como reconoció Albert Camus al recibir el premio Nobel de Literatura, que sin su madre y sin su profesor, el Sr. Germain, “la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza no hubiese sucedido nada de esto”. Recibir la mirada atenta, el afecto y el calor de un ser humano que nos reconoce, valora e impulsa a aprender, es el mayor regalo que nos puede proporcionar la vida. ¿Queremos sustituirlo por una IA?” Juana Sancho Gil. Catedrática de Tecnologías Educativas del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona, España.  Esta entrevista, que nos concedió la Dra. Juana Sancho Gil, se publicó por primera vez, en la revista internacional bilingüe de educación y literatura AURIS, número 03. https://edicionesauriseduca.com/web/2024/04/02/revista-auris-ano-01-n-03-enero-2024/ DAV. Estimada Dra. Juana, como especialista en las TICs, ¿qué problemas de dependencia cognitiva pueden surgir en los estudiantes mediante el uso de la inteligencia artificial? JSG. Profesor, gracias de nuevo por su la invitación. En primer lugar, dejar constancia de que más que “especialista en las TICs”, me considero educadora y estudiosa. Desde que participé, a comienzos de 1980, en el primer programa de informática educativa que se puso en marcha Cataluña (España), siempre me han interesado las TICs para pensar y no solo para aplicar.  En relación con la llamada IA, para mí, de momento, contamos con una gran multiplicidad de opiniones, muchas de ellas entusiastas, pero muy poca menos investigación empírica. El fenómeno de la dependencia cognitiva, o sedentarismo cognitivo (Sigman y Bilinkis. 2023), aumentó con los recursos digitales que facilitaron la producción y acceso a la información a un enorme número de personas. Pero, como argumenta Savater (1998, s. p.) “No es lo mismo información que conocimiento. El conocimiento es reflexión sobre la información, capacidad de discernimiento y discriminación respecto a la información que se tiene, capacidad de jerarquizar, de ordenar, de maximizar la información”. La facilidad para encontrar las respuestas deseadas, independientemente de su rigor y veracidad; de acceder, prácticamente sin límites, a miles y miles de fondos de información y plataformas -muchas de ellas diseñadas con tecnologías persuasivas para mantener la atención (Fogg, 2003)- y de conectar con colectivos que refuerzan nuestras creencias y visiones, lleva años contribuyendo a la aparición de transformaciones significativas que impactan los procesos de enseñanza y aprendizaje. Aquí podemos considerar la aceleración del denominado “filtro burbuja”, al aislamiento intelectual derivado de algoritmos para personalizar el resultado de las búsquedas (Pariser, 2017). Al fenómeno del “eclipse” y la dispersión de la atención (Fernández-Savater y Etxebarria, 2023; Hernández y Sancho, 2024). Para Fernández-Savater (2023) “la imposibilidad de la atención se ha convertido en un problema de primer orden. La atención no es sólo aptitud para la concentración individual, sino también la facultad de acoger y escuchar, de cuidar los vínculos” (s. p. cursiva en el original). Esta dispersión afecta a una de las claves de la relación pedagógica y del aprendizaje: la capacidad de ser deseante, al deseo de aprender. Para Simone Weil el deseo “es el gran constructor de mundos y la atención, su herramienta” (Arnau y Martínez Gallardo, 2021, s.p.).  La llamada IA está contribuyendo a la magia de la tecnología, que viene cargada de promesas de mejora de los individuos y la humanidad. Como toda magia nos encanta y hechiza, pero tiene truco. Como educadores, como personas comprometidas con el desarrollo del potencial de cada individuo, hemos de estar alerta y preparados para, como dice un antiguo refrán, distinguir el grano de la paja. Porque ¿de qué nos sirve que un algoritmo nos ofrezca respuestas cuando lo que ha propiciado los mayores avances científicos y sociales ha sido la capacidad de formular preguntas? ¿Podemos situar y contrastar el rigor, la autenticidad y la honestidad de la información y las inferencias realizadas por la IA? ¿Podemos darle sentido a la respuesta recibida, la entendemos, nos ayuda a aprender sobre nosotros mismos, los otros y el mundo que nos rodea? Sí, sé que son muchas preguntas, y hay muchas más, pero si queremos educar, no tenemos más remedio que encararlas. DAV. ¿La inteligencia artificial puede reducir la brecha de conocimientos y ampliar el aprendizaje más allá de los contextos? JSG. Personalmente, no lo tengo nada claro. Para responder, necesitaría información sobre cómo se sitúa en el contexto educativo. ¿Se entiende como el “oráculo de Delfos”, que nos da todas las respuestas? ¿Somos capaces de situar en qué fuentes se alimenta, de establecer un diálogo crítico con lo que nos ofrece o solo lo aceptamos de forma sumisa?  Trascender nuestros contextos, cuestionar nuestros marcos mentales, requiere predisposición, actitud crítica, capacidad de diálogo y ya es bien sabido que no basta con la mera posibilidad de acceder a la información. Siempre me he sentido muy a gusto en las bibliotecas y cuántas veces he pensado: “si tuviera tiempo para leer todo el saber recogido en todos estos miles de páginas, ¿cómo sería mi visión del mundo? ¿Qué podría hacer y pensar?”. Hoy, damos la espalda a muchas fuentes de saber y nos vamos a lo que parece más fácil, basta con hacer una búsqueda en una aplicación digital y copiar la respuesta. Pero ¿esto es aprender? ¿Me permite ampliar mi contexto? Por ahora, yo diría que no. No tengo otras evidencias. DAV. ¿Se podría afirmar que, tal como sostienen los expertos, la IA es una excelente herramienta para solucionar
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