Pluma invitada

Educación inclusiva y equidad

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 En pleno siglo XXI, donde el poder del conocimiento innovador es un ícono de desarrollo, ocho millones de adultos peruanos no han culminado su educación secundaria. Este espantoso dato, desnuda nuestra descomunal exclusión, a pesar de que, en todos los foros mundiales, se plantea la importancia de la educación como única herramienta de progreso. A fin de revertir esta fragilidad social, es imprescindible llevar a cabo una agresiva política de educación inclusiva, de lo contrario nuestro futuro puede ser catastrófico. A pesar de que la internet nos brinda la oportunidad de incluir a todos, el sistema educativo peruano y mundial todavía excluye a niños y adolescentes en edad escolar, limitando así su desarrollo personal. Esta exclusión se produce por razones de género, orientación sexual, origen étnico o social, lengua, religión, nacionalidad, situación económica o de discapacidad, según la Unesco. De continuar esta situación, la vida se hará insostenible y, podríamos enfrentarnos a un futuro con mayor pobreza y desborde social, pues la injusticia ejerce el ingrato poder de la destrucción. Para abordar estos desafíos, es crucial fomentar una integración humana en un mundo caracterizado por un alto grado de mestizaje étnico, cultural y diversidad, que son fortalezas a ser potenciadas. En este andar, nuestro país, cada 16 de octubre, celebra el Día de la Educación inclusiva que nos invita a reflexionar y vigorizar una sociedad más inclusiva y cooperadora en todos los quehaceres, con énfasis en el territorio educativo. Los beneficios de la inclusión son tan poderosas que asegura el porvenir de la humanidad. La Unesco, asumiendo su rol visionario, plantea que nadie se quede rezagado y esboza una educación inclusiva como un proceso constante y diverso, abocado a satisfacer las necesidades de los estudiantes, especialmente a los menos favorecidos, asegurando su participación en el concierto social. Necesitamos reacomodar a todas las escuelas como inclusivas y todos los maestros también han de serlo. Los educadores inclusivos, muchos de ellos ya están aplicando en sus clases, el Diseño de Aprendizaje Universal, (DUA), a fin de atender los diversos estilos y necesidades de aprendizajes. Esta estrategia didáctica genera un entorno inclusivo que beneficia a todos, especialmente a las personas con discapacidad, al asegurar su plena participación y autonomía. La educación inclusiva es un ineludible camino que nos invita a cooperar entre los países y así recorrer juntos, apostando al diálogo y los objetivos compartidos, hacia un bien común para todos. David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.

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¿Qué es ser Maestro?

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 Ser maestro es alguien quien cada día al intercambiar sus experiencias con los estudiantes aprende conscientemente hasta convertirse en una persona excepcional y esa forma de vivir irradia el destino de sus pupilos. Aunque, reconozcamos que no todos los docentes logran convertirse en maestros de la vida, es pertinente revalorarlos desde las diferentes entidades, ya que ellos anclan las raíces de las generaciones. Aunque es la profesión menos valorada por la sociedad latinoamericana, en sus manos descansan el destino de nuestro porvenir. El maestro reaprende cada día a ser más sensible, domina sus emociones y afina su tolerancia abocada a comprender las diversas limitaciones y los defectos de los estudiantes. Los ayuda a levantarse de sus caídas y lo más impactante, los acompaña en su crecimiento, con amor, bondad y raciocinio. La Unesco y la Organización internacional del trabajo, (OIT), el pasado cinco de octubre celebraron el Día Mundial de los Docentes, a fin de “valorar la voz del docente: hacia un nuevo contrato social para la educación”. Esto recalca la necesidad de asumir un compromiso multisectorial, liderados por los gobiernos, a favor de mejorar las condiciones salariales y las competencias académicas de la comunidad educadora, como eje esencial del desarrollo de las personas. Asimismo, el Gobierno de Dina Boluarte, a pesar de caminar a la deriva, la semana pasada, concedió el más alto reconocimiento al magisterio peruano, las Palmas Magisteriales en tres categorías: Educador, Maestro y Amauta. Se premió a los excepcionales maestros, por sus aportes extraordinarios a la educación, los mismos que han de ser sostenidas y conocidos por el público, de no ser así, solo se estaría premiando a profesionales que organizan sus currículos en función a las bases de estos galardones. Por otra parte, cada 8 de octubre, los peruanos recordamos el sacrificio intergeneracional del almirante Miguel Grau que, sin ser docente, nos enseñó dar la vida por la humanidad.  Aprovecho trascribir unas líneas de su carta escrita para su esposa que refleja su amor por la educación y los niños, cualidades que cada docente están obligados a cultivarlos, “pedirte atiendas con sumo esmero y tenaz vigilancia a la educación de nuestros hijos idolatrados”. El descomunal desafío de los maestros es impregnar huellas positivas e inspiradoras en la vida de los estudiantes y en cada persona con la que interactúa. De lo contrario, es solo un experto transmisor de conocimientos con doctorados y premios. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.

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Encuentros entre psicoanálisis y pedagogía

Hugo Arce Escuela Hietzing. La Escuela Hietzing, fue pequeña escuela que abrió en el distrito 13 de Viena en 1927, se parecía más a una cabaña de madera partida de Nueva Inglaterra que a un establecimiento educativo tradicional. Con solo dos pisos de varias habitaciones cada uno, la escuela fue apodada entrañablemente la “Caja de Cerillas” por los estudiantes y la facultad. Dado que tanto la escuela como su patio de recreo se habían construido en el antiguo jardín de Eva Rosenfeld, detrás de su casa en Wattmanngasse, sus clases daban al único nogal restante. Sus “ramas eran una especie de balcón al que los niños subían desde las ventanas del primer piso”, como Rosenfeld lo describió más tarde. Los niños formaban una pequeña multitud en el mejor de los casos, y en los primeros años de la escuela, todos almorzaban juntos. En el interior, el piso superior estaba dividido en dos aulas y una biblioteca, o más bien un gran aula llena de estantes de la biblioteca, un pizarron para coleccionar imágenes y carteles sobre geografía y gramática clavados en la pared. Una escalera bastante ancha, pintada de verde, alivió el tráfico peatonal de arriba a abajo. El piso inferior se entraba desde el patio de recreo, tenía un pequeño guarda ropa a la izquierda, la oficina del director a la derecha y el taller comunitario con grandes mesas y dos bancos de trabajo al final. Hasta principios de la década de 1930, Peter Blos compartió la oficina del director con Erik Erikson (entonces Homburger) y August Aichhorn tanto para asuntos curriculares como administrativos. Entre 15 y 25 estudiantes asistieron en cualquier momento; se separaron en un “grupo más joven” y un “grupo mayor” que terminó en el equivalente a sexto grado. Hoy en día se llamaría una “microescuela”. Alrededor de una docena de niños más se inscribieron antes de que la escuela cerrara en 1932. El objetivo original de los fundadores era implementar el concepto de Anna Freud de una escuela “organizada de acuerdo con principios psicoanalíticos”. Pero cómo y por qué Hietzing llegó a figurar como mucho más que una mera adición a la historia del psicoanálisis y la educación es una narrativa compleja. La Escuela Hietzing abrió en el otoño de 1927 en un frondoso distrito de Viena. La idea surgió, en parte, de la búsqueda que Dorothy Tiffany Burlingham llevó a cabo para encontrar una escuela adecuada para su hijo Bob, de doce años, y sus tres hijos más pequeños. “Antes de casarme”, dijo Burlingham (1975) a Peter Heller, “tenía esta fantasía de adoptar a muchos niños y el tipo de escuela que tendría para ellos. Tuve una educación horrible [y] quería darles algo que no fuera tan horrible”. Con el final de su complicado matrimonio con Robert Burlingham, Dorothy había traído a sus hijos a Viena en 1924 para un respiro, seguridad y psicoanálisis. Entonces, dado que “los niños estadounidenses de Dorothy no encajaban en las escuelas convencionales de Viena”, como explicó Anna Freud, “su remedio obvio fue fundar una escuela moderna propia”. La escuela moderna sería, posiblemente, un compromiso entre la propia fundación de su padre en Laurelton Hall, una escuela de arte sin plan de estudios, clases, reglas o maestros, y las escuelas privadas estructuradas a las que había asistido en Nueva York. La visión de Dorothy encajaba en una ideología educativa moderna, en la que se instó a los maestros a dejar que los alumnos encontraran lo que les excita y recompensaran su búsqueda del aprendizaje independiente. Fundar la nueva escuela no fue solo idea de Dorothy. Mientras que “Dorothy estaba implementando la mejor escuela posible”, dijo Erikson, “Anna Freud, por supuesto, era discretamente omnipresente”. A las dos mujeres se les unió su amiga Eva Rosenfeld. “[Ellos] soñaron con toda la idea juntos… para niños de diferentes nacionalidades cuyos padres estaban en análisis o que tal vez estaban en análisis ellos mismos”. Pero Eva tenía un motivo completamente diferente para comenzar la escuela. A la pregunta retórica “¿Por qué una escuela?” Ella respondió: “Nunca pensé en mis razones para elegir ese tipo de monumento para mi hija; quería encontrar consuelo para mi propio corazón triste al estar con los más jóvenes”. Su hija Mädi, de quince años, murió ese año en un repentino accidente de montaña. Una nueva escuela progresista estaba más en consonancia con la carrera de Eva Rosenfeld de lo que ella dejó ver. “El trabajo de su vida – ayudar, enseñar, sanar… con un feroz sentido de justicia”, como lo describió su hijo Victor Ross (de nacimiento Rosenfeld), se había lanzado en zellerhaus, un servicio de trabajo social para niñas sin hogar en su Berlín natal de principios del siglo XX. Eva se mudó a Viena después de casarse con Valentin Rosenfeld, asistió a las conferencias de Freud y, después de la Primera Guerra Mundial, transformó parte de su casa en “un modelo de gestión del hogar y la jardinería, una especie de ‘estación de investigación’ con funciones psicológicas más profundas para las mujeres jóvenes” . Un pensionista era paciente de la amiga cercana de Eva, Anna Freud. En realidad, Eva era cercana tanto a Anna como a Dorothy, pero en ese momento Anna se sintió tan cómoda en la casa de Eva que, con sus padres en un día de carnaval en diciembre de 1926, le escribió a Lou Andreas-Salomé: “Para no estar tan sola en Berggasse, me mudaré con Wolf a casa de Eva Rosenfeld en Hietzing”. Antes de instalarse en el gran apartamento del cuarto piso en Berggasse 19, la familia Burlingham vivía en una bonita cabaña en la propiedad de Semmering de los amigos estadounidenses de Dorothy, Ruth y Arthur Sweetser. Anna y Dorothy se habían acercado; Anna estaba analizando a Bob y Dorothy estaba analizando con Freud. Siguiendo el consejo de Eva Rosenfeld, Dorothy ya había contratado a Peter Blos, un estudiante de pre-medicina en la Universidad de Viena que había crecido en una familia de intelectuales alemanes. Él daría clases particulares

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Educación ambiental e incendios forestales

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 Nuestro país, continúa en llamas, envolviendo de dolor a muchas personas y animales que inesperadamente habitan entre el humo y el fuego, ante la impotencia de un Estado frívolo. Este incendio ha causado la muerte de veinte personas y pérdidas económicas. Perjudica al medioambiente y a las personas más vulnerables que, pudo haberse contrarrestado, con una alfabetización ecológica responsable. El pasado 26 de septiembre, en una conferencia de prensa, Juan Urcariegui, jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil, advirtió que INDECI es el único órgano oficial que brinda las cifras oficiales de este siniestro. Además, agregó que, 58 incendios están controlados al 80 a 95% y existen otros 40 en actividad. Los factores que provocaron este megaincendio que padece nuestro país junto a Brasil y otros países, según los expertos, son diversos. La responsabilidad recae en la mano del hombre por aumentar más tierras de producción y algunas personas inescrupulosas queman el boque, con fines lucrativos. También, las altas temperaturas y la exuberante vegetación seca favorecen el incendio a la menor chispa de combustión. El impacto y las consecuencias de este desastre es incalculable y será duradero, afirman los especialistas. Aparte de las personas fallecidas, la angustia emocional y las posibles enfermedades que pueden desatarse, miles de personas fueron lanzados a la pobreza. Ha sido reducido a cenizas varios patrimonios arqueológicos y se han exterminado la flora y la fauna que es nuestro pulmón de vida. Desestimando este grito de dolor, la presidenta, Dina Boluarte, se limitó a declarar en estado de emergencia a las regiones incendiadas y, prefirió rendir homenaje al fallecido expresidente Fujimori, cuando su función es liderar la lucha contra el fuego. Igualmente, muchos medios de comunicación, en lugar de hacer visible esta calamidad, se centraron en transmitir las exequias de Fujimori y las noticias de la farándula. Las universidades juegan un rol importante. En sus líneas de investigación ecológica, pueden generar innovación de tecnologías y capacitar a las comunidades y a las autoridades en estrategias de prevención y manejo inteligente de la tierra.  Asimismo, el Gobierno, el Ministerio del Ambiente y las instituciones competentes, tienen la responsabilidad de liderar una agresiva educación ambiental, dirigida a la ciudadanía en temas de cuidado y prevención ambiental. Llevemos la alfabetización ecológica al bosque a fin de salvar al ser humano, a la flora y la fauna, de lo contrario corremos el riesgo de acabar reducidos a escombros. David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.

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2025: Un cuarto de siglo.

Miguel Ángel Forte En el próximo año estaremos llegando al primer cuarto del siglo XXI. Si tomamos como una referencia, a la manera de mojón espacio temporal al mítico año 2000, los cambios en las formas de nuestra vida, han sido y continúan siendo, vertiginosos. En tal sentido, es probable que los que pertenecemos a los baby boomers, seamos de una generación caracterizada por haber vivido grandes transformaciones en todos los ámbitos de la vida y a escala global. Así es que, en mayor o en menor medida, los que hoy tenemos entre 70 y 80 años aproximadamente, nos caracterizamos por un nivel de adaptación -ante los cambios que día a día fueron modelando nuestras vidas-, poco frecuente en la historia, si no única. Entonces si recordamos a nuestra escuela primaria, caracterizada por métodos de enseñanza y de aprendizaje artesanales se junta el recuerdo con un presente, en el que para aquellos que nos dedicamos a la docencia, por ejemplo, se hace imprescindible el conocimiento y la aplicación de la comunicación digital en el ámbito educativo. Hemos pasado de las láminas temáticas hechas en cartulina, -que realizábamos durante horas para cumplir con la “tarea para el hogar”- a los imprescindibles powerpoints en nuestras clases virtuales que se han instalado en nuestra cotidianidad desde la pandemia. Por otra parte, pero en el mismo espíritu de lo anterior, agregó que el desarrollo de la comunicación digital, sigue imponiendo nuevos desafíos que pueden sintetizarse en una pregunta; a saber: ¿Qué y cómo enseñar? Interrogante que, desde luego, no detiene el tiempo si no que convive con el ensayo y error de nuestro quehacer diario. Porque aún estamos a tientas con el uso de, por ejemplo, la inteligencia artificial o el uso del celular en el ámbito del aula. Sin poder escapar, en este sentido, de una constante de la condición humana, a propósito de nuestras creaciones e invenciones y de las consecuencias inesperadas de estas desde el descubrimiento del fuego. Así, la búsqueda compulsiva de la novedad en la especie, se aceleró en la modernidad de manera exponencial hasta hoy. Sin perjuicio de tener presente que, nuestra educación analógica, ha sido la base de la capacidad de adaptación señalada al comienzo de este escrito. Sería tal vez una posibilidad, -que nos puede ayudar en la adaptabilidad a los cambios que seguiremos experimentando-, investigar qué es lo que tuvo aquella lejana escuela primaria, con su Pequeño Larousse Ilustrado, para abrirnos las puertas del Universo. Por: Miguel Ángel Forte. Sociólogo. Profesor titular regular plenario de Sociología General. FSOC. UBA. IIGG. FLASCO

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Cultura de paz inteligente en tiempos de violencia

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 Vivimos en un mundo interconectado por la inteligencia artificial y la alta tecnología, fruto de la inteligencia humana que nos ha acercado a las estrellas. Analizando este vertiginoso desarrollo, observamos con angustia que nos hemos alejado de la vecindad que comparten nuestro cálido idioma. Este afán de un superpoder impositivo sobre los demás, ha desencadenado una desgarradora violencia e infelicidad a nivel global, teniendo paradójicamente como blanco al hombre y su entorno. A lo largo de este contexto sombrío, marcado por el carácter autodestructivo y destructivo de la mayoría de las personas, es esencial esbozar un camino hacia un futuro más positivo. Entonces, pongámonos a cultivar una cultura de paz inteligente no solo para resolver los conflictos, sino con el afán de caminar juntos en la búsqueda de un bienestar común más allá de nuestras diferencias. Para la reconocida pedagoga española, Nélida Zaitegi, la convivencia es respetar a la dignidad de las demás personas, a sus derechos bajo una convivencia de manera consciente, apelando a la gestión de la inteligencia interpersonal. Diríamos que para lograr el éxito y disfrute de la convivencia inteligente, es pertinente cultivar de manera sostenida e incansable el respeto a los demás como pilar de vida. Para asegurar nuestra presencia en el mañana que aparentemente se nos promete muy atractivo gracias a la tecnología, es necesario establecer un acuerdo de mutua convivencia basado en el diálogo intercultural inclusivo y colectivo que naturalmente es un desafío en una sociedad anegado por la posverdad y el creciente individualismo. Además, es necesario adoptar una ciudadanía dispuesta a erradicar toda forma de violencia y para ello, implementemos programas educativos que valoren la diversidad y canalicen la participación activa de todos en la comunidad a fin de evaluar, reajustar y fortalecer estos acuerdos que pueden salvar nuestras vidas. Como un aliado social, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció, El Día Internacional de la Paz cada 21 de septiembre desde 1982, con el objetivo de sembrar la paz en la mente de todas las personas. Asimismo, el Dr. António Guterres, Secretario general de las Naciones Unidas, nos invita a cultivar una cultura de paz que reemplace a la división, la exclusión y la desesperanza por justicia, igualdad y optimismo para todos. Avancemos hacia una sociedad que aprenda a ejercer una inteligente cultura de paz, aprovechando las oportunidades que nos brinda la inteligencia artificial. David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.

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La construcción de la identidad bicultural en el proceso migratorio, un reto para la educación intercultural

Fredy E. Cauich CarrilloIEMS SECTEI-CdMx “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”Nelson Mandela En un contexto de la migración, el cambio se refleja en el ámbito educativo y en la compleja reconfiguración de las identidades. El proceso migratorio, más allá de un simple movimiento de personas, conlleva una realidad: la creación de una identidad bicultural, y con el tiempo multicultural. Esto se vuelve aún más evidente en la educación, donde la necesidad de adaptarse y comprender dos culturas no solo enriquece al individuo, sino que también puede generar tensiones y conflictos. La interculturalidad, como lo menciona la Nueva Escuela Mexicana (NEM), se convierte en un pilar fundamental para enfrentar este reto educativo y cultural, proponiendo una educación abierta al diálogo y al reconocimiento de las diversidades. La migración, en su esencia, es un proceso que trasciende lo físico para adentrarse en los dominios de lo simbólico y lo cultural. Los individuos que atraviesan fronteras no solo llevan consigo sus costumbres, creencias y valores (Braudel 2016), los cuales entran en diálogo o, en algunos casos, en conflicto con los del país receptor. Afirma Stavenhagen (2008), “el reto de la globalización es construir un mundo donde quepan muchos mundos”. Este desafío se vuelve aún más palpable para aquellos que deben integrar elementos de dos culturas en su vida cotidiana, un proceso de negociación continua.  En el ámbito educativo, esta meta se intensifica, ya que la escuela es uno de los principales espacios donde las diferencias culturales se encuentran. Los migrantes, especialmente los jóvenes, se ven inmersos en un sistema que, en ocasiones, no está preparado para manejar la diversidad cultural. El sistema educativo tradicional puede, sin intención, homogenizar a los estudiantes, dejando de lado las particularidades de aquellos que provienen de otras culturas. La NEM enfatiza que la educación debe abrirse a la comunidad y reconocer el valor de la diversidad cultural (García & Mendieta, 2024), promoviendo un diálogo horizontal entre culturas. La interculturalidad no debe verse como un simple agregado al currículo, sino como una perspectiva que impregna todas las áreas del conocimiento. Al reconocer y valorar la diversidad, se abren las puertas para que los estudiantes migrantes construyan una identidad bicultural más sólida, en lugar de verse forzados a elegir entre una u otra cultura. Para los migrantes, especialmente los jóvenes, el camino hacia la identidad bicultural puede estar lleno de tensiones entre los valores que heredan de sus familias y los que encuentran en la sociedad de acogida. La educación, en este sentido, juega un papel crucial al proporcionar un espacio donde se pueda construir una identidad que reconozca y celebre ambos lados del cruce cultural. La propuesta educativa de la NEM establece que el diálogo intercultural debe ser un proceso activo y continuo, en el cual tanto los estudiantes como los docentes contribuyen a la construcción de una realidad educativa más inclusiva. Este reto también involucra los espacios informales de aprendizaje, donde la convivencia diaria permite al migrante navegar entre sus diferentes identidades. El entorno social es, en muchos casos, donde las verdaderas confrontaciones culturales ocurren, y donde los migrantes enfrentan barreras como la xenofobia y la discriminación (Cauich, 2023). Esto subraya la importancia de que las instituciones educativas trabajen en conjunto con las comunidades para fomentar una cultura de respeto y reconocimiento mutuo. La construcción de la identidad bicultural se convierte, entonces, en un proceso de adaptación y resistencia. Adaptación, porque los migrantes deben aprender a moverse en un nuevo contexto cultural. Resistencia, porque deben preservar los elementos de su cultura de origen, resistiendo las presiones de asimilación. Este equilibrio caracteriza a la experiencia bicultural, un reto que puede llevar a una mayor riqueza cultural tanto para el individuo como para la sociedad en su conjunto. Un aspecto clave en este proceso es la capacidad de los migrantes para desarrollar un sentido de pertenencia en ambos contextos culturales. Según Toledo y Barrera-Bassols (2008), las comunidades que logran mantener un equilibrio entre sus raíces y el nuevo entorno en el que viven son aquellas que pueden preservarse y enriquecerse, al mismo tiempo que participan activamente en la sociedad de acogida.  Este proceso de integración cultural también tiene un impacto profundo en el ámbito educativo. Cuando los estudiantes migrantes logran reconocer y valorar su herencia cultural dentro del sistema educativo, su experiencia de aprendizaje se transforma de manera positiva. La identidad bicultural no solo les permite comprender mejor su propio lugar en el mundo, sino que también les brinda una ventaja al manejar diferentes perspectivas y formas de conocimiento. Sin embargo, este proceso no está exento de desafíos. Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los migrantes en su proceso de construcción identitaria es el sistema de valores de la sociedad receptora, que tiende a privilegiar su cultura sobre las demás. Para evitar este tipo de situaciones, las políticas educativas deben promover la integración cultural, que permite una coexistencia de elementos culturales, en lugar de la asimilación, que exige la adopción completa de la cultura del país receptor La construcción de una identidad bicultural en el contexto migratorio es un proceso desafiante, pero también una oportunidad única. Los migrantes que logran navegar entre dos culturas no solo enriquecen su propia experiencia, sino que también aportan nuevas perspectivas y conocimientos a la sociedad que los acoge. Leonor Arfuch, señala las vivencias culturales que los migrantes llevan consigo se convierten en dispositivos de memoria que permiten tejer nuevas formas de identidad y pertenencia en los espacios que habitan. La interculturalidad, entonces, es más que una simple coexistencia de culturas. Es un proceso activo de diálogo y aprendizaje mutuo, en el que las diferencias se valoran y se integran para construir una sociedad más justa y equitativa. La educación juega un papel fundamental, ya que tiene el poder de facilitar o dificultar este proceso. Como sugiere la NEM, la educación intercultural debe ir más allá del reconocimiento superficial de la diversidad; debe crear espacios donde los estudiantes migrantes puedan expresar su identidad y donde

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Las bibliotecas transforman nuestras vidas

Por: David Auris Villegas davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 Después de enviar mi tradicional carta a Santa Rosa de Lima, patrona de América, escribo este artículo, convencido de que las bibliotecas, al conservar libros y difundir cultura, actúan como puentes cognitivos y emocionales entre el pasado, el presente y el futuro. Es una puerta abierta a la educación y a las oportunidades inimaginables que contribuyen al desarrollo de las personas y de la sociedad, en esta era donde el conocimiento, es nuestro activo más importante. El legendario General argentino, José de San Martín, militar visionario y amante de las letras. Conocedor del legado cultural de la gran Biblioteca de Alejandría, el 28 de agosto de 1821, creó la Biblioteca Nacional del Perú, aseverando que esta institución va a asegurar la causa americana y es tan poderosa como el ejército para sostener la independencia, la libertad y el progreso de las naciones. Doscientos tres años después de lograr nuestra liberación del yugo extranjero, seguimos librando batallas contra la pobreza, la exclusión y la corrupción para construir una ciudadanía más justa. En este contexto, las bibliotecas juegan un papel crucial, gracias a su poder cultural, que democratiza el acceso al conocimiento. Enterados del mensaje de San Martín, el Gobierno peruano ha lanzado desde 2022 la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas (PNLLB) al 2030, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aunque esta política llega algo tarde, si cuenta con el presupuesto adecuado y líderes visionarios, podrá reducir las brechas de aprendizaje. En especial, puede transformar la vida de muchos niños y niñas en las regiones más desfavorecidas, ofreciendo a cada uno la oportunidad de un futuro mejor. Para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que promueven la equidad, es relevante que implementemos bibliotecas accesibles para personas con discapacidad. Esto no solo fomenta la inclusión, sino que también contribuye a construir una sociedad más justa. Además, la digitalización de las bibliotecas es un desafío fundamental que nos permitirá llegar a todas las personas y maximizar el impacto de esta institución cultural. Tomemos conciencia de que la ausencia de bibliotecas está profundizando la inequidad en nuestro continente, que es considerado el más desigual del mundo. Sin estos centros del conocimiento, perderemos la oportunidad de desarrollar el potencial de muchas personas que han sido ignoradas por un sistema político que favorece a las grandes ciudades en lugar de a las zonas rurales. El desarrollo humano depende del acceso al conocimiento. Por eso, los Estados deben garantizar el acceso gratuito a internet y establecer bibliotecas digitales y físicas en cada población. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.

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Educación democrática y participación ciudadana

David Auris Villegas davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 La educación es clave para promover la participación ciudadana en el proceso histórico de nuestros países. Además de potenciar los conocimientos de los estudiantes, es primordial formar ciudadanos comprometidos para una sociedad menos corrupta y una inteligente burocracia que beneficie a todos. Una educación democrática, que promueva el diálogo y el desarrollo de habilidades cívicas a lo largo de la formación académica, ayuda a construir una sociedad más transparente y responsable como los europeos. Enseñemos a los estudiantes a no esgrimir la violencia para reclamar sus derechos, sino, enseñemos a exigir, con respeto, propuestas y alternativas de solución. No obstante, la corrupción en el sector público, perpetrada por numerosos funcionarios, se manifiesta a menudo a través de saqueos y despilfarros de recursos. Según la Contraloría de la República, este pillaje, provocó la pérdida de seis mil cuatrocientos millones de dólares en el Perú durante el año 2023. Este asalto al país, que obstaculiza nuestro progreso y genera más pobreza, requiere ser abordado desde la educación como una formidable herramienta para prevenir esta catástrofe social. Dada esta realidad, es fundamental que el sistema educativo, adopte una educación democrática y dialógica, centrada en los estudiantes y docentes, con miras a lograr el bienestar compartido. Al respecto, el pedagogo Juan Carlos Tedesco sostenía que debemos comenzar la formación educativa ciudadana lo más temprano posible, integrándola con la alfabetización científica y digital. Esto requiere docentes comprometidos y una política educativa de largo plazo que apueste por la calidad sostenida. La Unesco señala que las instituciones educativas tienen un rol esencial en formar individuos comprometidos con el progreso social. Para esto, los educadores deben integrar actividades transversales en el currículo que promuevan la participación directa de los estudiantes en los problemas de su comunidad, de acuerdo a su grado de estudios, desde la arborización de sus calles hasta analizar la labor de los funcionarios y gobernantes. En este desafío pedagógico, es necesario el uso de las redes sociales para crear foros y discusiones en línea que fortalecen la participación ciudadana. Por ejemplo, organizar talleres prácticos en la plataforma digital, Change.org, donde identifican los problemas sociales y formulan demandas claras, con la finalidad de promover campañas de solución desde diversas perspectivas. Una educación, basada en la democracia participativa, el diálogo, la inclusión y en valores cívicos, es fundamental para edificar una sociedad próspera.  Asimismo, es tiempo de sembrar en la mente de cada individuo, desde la infancia hasta los posgrados, la semilla de la honestidad como ingrediente esencial de desarrollo. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

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Los jóvenes y la esperanza de un mejor porvenir

David Auris Villegas davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 La juventud encarna pasión, determinación, retos y sueños, pero también susurra lamentos de angustia y desilusión por los conflictos que los mayores hemos desencadenado a lo largo y ancho del planeta. Como adultos, debemos abrazar nuestro papel de mentores y consejeros, ofreciendo educación y oportunidades para que cada joven pueda descubrir su talento y aportar a la creación de un mundo más justo y esperanzador. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los jóvenes son quienes definen las tendencias en creatividad y son los auténticos pioneros digitales que están revolucionando al mundo. A través de estos medios, nos hacen saber sus desafíos y nos ofrecen soluciones a los problemas globales que los mayores muchas veces lo silenciamos. La juventud representa, para la UNESCO, un recurso vital para el progreso social y económico. De hecho, es un poderoso activo humano en la construcción de un futuro más equitativo, para alcanzar la paz y erradicar la pobreza que impide el logro del desarrollo sostenible. El 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud desde 1985; sin embargo, fue en el año 1999 cuando esta celebración se institucionalizó en la ONU, reconociendo la contribución dinámica y vibrante de los jóvenes en el desarrollo humano, entre 15 a 24 años, que abarca alrededor de 1500 millones de personas en el mundo.  El Programa de Acción Mundial para los Jóvenes de la ONU, aborda cuestiones como la igualdad de género, la salud universal, la educación y las oportunidades laborales. No obstante, a menudo olvidamos que los jóvenes son el presente, sobre todo en los países en vías de desarrollo. A nivel mundial, aproximadamente 700 millones de adultos y jóvenes carecen de habilidades básicas de lectura y escritura, según la UNESCO. Esta cifra refleja una grave brecha en el acceso a la educación y subraya la necesidad urgente de mejorar la alfabetización global. Nos invita a afinar el pensamiento crítico, creativo, emprendedor, empático y hacer entender que solo juntos podremos progresar y resolver los problemas del mundo. Transformemos nuestra visión sobre la educación global en este Día de la Juventud, brindando a los jóvenes la oportunidad de asumir el coliderazgo de nuestros países y potenciemos su infinita capacidad mental.  De lo contrario, el miedo al fracaso se va a apoderar de ellos, limitándolos a enfrentarse con éxito los desafíos de un futuro impredecible y al mismo tiempo repleto de esperanzas. David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP

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