ámbito educativo

2025: Un cuarto de siglo.

Miguel Ángel Forte En el próximo año estaremos llegando al primer cuarto del siglo XXI. Si tomamos como una referencia, a la manera de mojón espacio temporal al mítico año 2000, los cambios en las formas de nuestra vida, han sido y continúan siendo, vertiginosos. En tal sentido, es probable que los que pertenecemos a los baby boomers, seamos de una generación caracterizada por haber vivido grandes transformaciones en todos los ámbitos de la vida y a escala global. Así es que, en mayor o en menor medida, los que hoy tenemos entre 70 y 80 años aproximadamente, nos caracterizamos por un nivel de adaptación -ante los cambios que día a día fueron modelando nuestras vidas-, poco frecuente en la historia, si no única. Entonces si recordamos a nuestra escuela primaria, caracterizada por métodos de enseñanza y de aprendizaje artesanales se junta el recuerdo con un presente, en el que para aquellos que nos dedicamos a la docencia, por ejemplo, se hace imprescindible el conocimiento y la aplicación de la comunicación digital en el ámbito educativo. Hemos pasado de las láminas temáticas hechas en cartulina, -que realizábamos durante horas para cumplir con la “tarea para el hogar”- a los imprescindibles powerpoints en nuestras clases virtuales que se han instalado en nuestra cotidianidad desde la pandemia. Por otra parte, pero en el mismo espíritu de lo anterior, agregó que el desarrollo de la comunicación digital, sigue imponiendo nuevos desafíos que pueden sintetizarse en una pregunta; a saber: ¿Qué y cómo enseñar? Interrogante que, desde luego, no detiene el tiempo si no que convive con el ensayo y error de nuestro quehacer diario. Porque aún estamos a tientas con el uso de, por ejemplo, la inteligencia artificial o el uso del celular en el ámbito del aula. Sin poder escapar, en este sentido, de una constante de la condición humana, a propósito de nuestras creaciones e invenciones y de las consecuencias inesperadas de estas desde el descubrimiento del fuego. Así, la búsqueda compulsiva de la novedad en la especie, se aceleró en la modernidad de manera exponencial hasta hoy. Sin perjuicio de tener presente que, nuestra educación analógica, ha sido la base de la capacidad de adaptación señalada al comienzo de este escrito. Sería tal vez una posibilidad, -que nos puede ayudar en la adaptabilidad a los cambios que seguiremos experimentando-, investigar qué es lo que tuvo aquella lejana escuela primaria, con su Pequeño Larousse Ilustrado, para abrirnos las puertas del Universo. Por: Miguel Ángel Forte. Sociólogo. Profesor titular regular plenario de Sociología General. FSOC. UBA. IIGG. FLASCO

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La construcción de la identidad bicultural en el proceso migratorio, un reto para la educación intercultural

Fredy E. Cauich CarrilloIEMS SECTEI-CdMx “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”Nelson Mandela En un contexto de la migración, el cambio se refleja en el ámbito educativo y en la compleja reconfiguración de las identidades. El proceso migratorio, más allá de un simple movimiento de personas, conlleva una realidad: la creación de una identidad bicultural, y con el tiempo multicultural. Esto se vuelve aún más evidente en la educación, donde la necesidad de adaptarse y comprender dos culturas no solo enriquece al individuo, sino que también puede generar tensiones y conflictos. La interculturalidad, como lo menciona la Nueva Escuela Mexicana (NEM), se convierte en un pilar fundamental para enfrentar este reto educativo y cultural, proponiendo una educación abierta al diálogo y al reconocimiento de las diversidades. La migración, en su esencia, es un proceso que trasciende lo físico para adentrarse en los dominios de lo simbólico y lo cultural. Los individuos que atraviesan fronteras no solo llevan consigo sus costumbres, creencias y valores (Braudel 2016), los cuales entran en diálogo o, en algunos casos, en conflicto con los del país receptor. Afirma Stavenhagen (2008), “el reto de la globalización es construir un mundo donde quepan muchos mundos”. Este desafío se vuelve aún más palpable para aquellos que deben integrar elementos de dos culturas en su vida cotidiana, un proceso de negociación continua.  En el ámbito educativo, esta meta se intensifica, ya que la escuela es uno de los principales espacios donde las diferencias culturales se encuentran. Los migrantes, especialmente los jóvenes, se ven inmersos en un sistema que, en ocasiones, no está preparado para manejar la diversidad cultural. El sistema educativo tradicional puede, sin intención, homogenizar a los estudiantes, dejando de lado las particularidades de aquellos que provienen de otras culturas. La NEM enfatiza que la educación debe abrirse a la comunidad y reconocer el valor de la diversidad cultural (García & Mendieta, 2024), promoviendo un diálogo horizontal entre culturas. La interculturalidad no debe verse como un simple agregado al currículo, sino como una perspectiva que impregna todas las áreas del conocimiento. Al reconocer y valorar la diversidad, se abren las puertas para que los estudiantes migrantes construyan una identidad bicultural más sólida, en lugar de verse forzados a elegir entre una u otra cultura. Para los migrantes, especialmente los jóvenes, el camino hacia la identidad bicultural puede estar lleno de tensiones entre los valores que heredan de sus familias y los que encuentran en la sociedad de acogida. La educación, en este sentido, juega un papel crucial al proporcionar un espacio donde se pueda construir una identidad que reconozca y celebre ambos lados del cruce cultural. La propuesta educativa de la NEM establece que el diálogo intercultural debe ser un proceso activo y continuo, en el cual tanto los estudiantes como los docentes contribuyen a la construcción de una realidad educativa más inclusiva. Este reto también involucra los espacios informales de aprendizaje, donde la convivencia diaria permite al migrante navegar entre sus diferentes identidades. El entorno social es, en muchos casos, donde las verdaderas confrontaciones culturales ocurren, y donde los migrantes enfrentan barreras como la xenofobia y la discriminación (Cauich, 2023). Esto subraya la importancia de que las instituciones educativas trabajen en conjunto con las comunidades para fomentar una cultura de respeto y reconocimiento mutuo. La construcción de la identidad bicultural se convierte, entonces, en un proceso de adaptación y resistencia. Adaptación, porque los migrantes deben aprender a moverse en un nuevo contexto cultural. Resistencia, porque deben preservar los elementos de su cultura de origen, resistiendo las presiones de asimilación. Este equilibrio caracteriza a la experiencia bicultural, un reto que puede llevar a una mayor riqueza cultural tanto para el individuo como para la sociedad en su conjunto. Un aspecto clave en este proceso es la capacidad de los migrantes para desarrollar un sentido de pertenencia en ambos contextos culturales. Según Toledo y Barrera-Bassols (2008), las comunidades que logran mantener un equilibrio entre sus raíces y el nuevo entorno en el que viven son aquellas que pueden preservarse y enriquecerse, al mismo tiempo que participan activamente en la sociedad de acogida.  Este proceso de integración cultural también tiene un impacto profundo en el ámbito educativo. Cuando los estudiantes migrantes logran reconocer y valorar su herencia cultural dentro del sistema educativo, su experiencia de aprendizaje se transforma de manera positiva. La identidad bicultural no solo les permite comprender mejor su propio lugar en el mundo, sino que también les brinda una ventaja al manejar diferentes perspectivas y formas de conocimiento. Sin embargo, este proceso no está exento de desafíos. Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los migrantes en su proceso de construcción identitaria es el sistema de valores de la sociedad receptora, que tiende a privilegiar su cultura sobre las demás. Para evitar este tipo de situaciones, las políticas educativas deben promover la integración cultural, que permite una coexistencia de elementos culturales, en lugar de la asimilación, que exige la adopción completa de la cultura del país receptor La construcción de una identidad bicultural en el contexto migratorio es un proceso desafiante, pero también una oportunidad única. Los migrantes que logran navegar entre dos culturas no solo enriquecen su propia experiencia, sino que también aportan nuevas perspectivas y conocimientos a la sociedad que los acoge. Leonor Arfuch, señala las vivencias culturales que los migrantes llevan consigo se convierten en dispositivos de memoria que permiten tejer nuevas formas de identidad y pertenencia en los espacios que habitan. La interculturalidad, entonces, es más que una simple coexistencia de culturas. Es un proceso activo de diálogo y aprendizaje mutuo, en el que las diferencias se valoran y se integran para construir una sociedad más justa y equitativa. La educación juega un papel fundamental, ya que tiene el poder de facilitar o dificultar este proceso. Como sugiere la NEM, la educación intercultural debe ir más allá del reconocimiento superficial de la diversidad; debe crear espacios donde los estudiantes migrantes puedan expresar su identidad y donde

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Retos del maestro universitario

David Auris Villegas- davidauris@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8478-6738 La revolución tecnológica está impactando profundamente en el ámbito educativo, donde incluso el más mínimo traspié de un profesor universitario puede inundar las redes sociales, erosionando su vida profesional. En consecuencia, el mero dominio de su campo, el manejo de las TICs y las habilidades didácticas ya no son suficientes. Es imperativo que cultiven la capacidad de mantener una concentración inquebrantable de empatía en cada instante de su labor académica, frente a una generación de estudiantes digitales. El maestro universitario aborda el desafío de descubrir en cada individuo sus diversos sueños para despertarlos, como un catalizador de mejora continua. Además de la práctica del networking para su desarrollo profesional y la competencia digital en innovación tecnológica y transformadora, ellos se mantienen al día con los conocimientos más recientes en su campo y las megatendencias globales. Se espera de los maestros una labor visionaria que promueva la ambición y afán de superación personal en la población estudiantil. Como su labor es juzgada constantemente por la sociedad, ellos han de practicar la cultura de aprender y desaprender, así como la de dominar las habilidades interpersonales de las emociones, tal como prescribe el renombrado psicólogo Daniel Goleman. Para inspirar es esencial que ellos construyan su legado moral y ético, siguiendo el consejo de la experta Adela Cortina. Quizás el más grande reto que enfrenta el docente universitario radica en convertirse en una persona íntegra, tratando a todos con respeto académico y empatía solidaria.  Por otra parte, ser maestro significa cultivar la amistad con la didáctica, inspirado por el legendario pedagogo Comenio, con el propósito de asegurar los aprendizajes para una exitosa vida a través de una rigurosa evaluación que, empodere a los estudiantes pensar diferente en un mundo altamente impredecible. Según la perspectiva de la experta Rebeca Anijovich, la evaluación debe ser justa, eficiente y motivadora que permita asegurar los aprendizajes. Asimismo, el maestro, antes de asignar tareas a sus estudiantes, están obligados a demostrarlo, como la de investigar y publicar artículos en revistas científicas indizadas a Scopus, Web Of Science y Scielo, para así ganarse el respeto académico. El hecho de que un docente de posgrado no tenga publicados libros relevantes en su campo y que estos no estén disponibles en librerías físicas y digitales resulta incomprensible, dado que estos académicos están directamente involucrados con profesionales. El maestro universitario no solo se destaca como un hábil comunicador bilingüe, sino que también se posiciona como un eterno aprendiz, inspirando personas innovadoras mirando al futuro. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

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Maldito trabajo: cultura del sacrificio y vocación docente

…tenemos el llamado «efecto Asch» en psicología que, traído a este caso en concreto, demostraría que, si tu entorno te lanza la idea de que el problema eres tú, al final, en mayor o menor grado integrarás ese pensamiento. Si encima lo haces cuando has intentado desarrollarte como persona y has fracasado, y se suma que no puedes controlar tus emociones, te sientes una persona inútil que duda de si tiene derecho a un lugar en la sociedad o en la vida. «Por mucha actitud positiva que tengas, si tienes unas condiciones injustas, seguirán siendo injustas». Entrevista a Eduardo Vara, realizada por Guillermo Martínez. Ethic. 26 de abril de 2024. En alguna ocasión le pidieron a una de mis hijas que impartiera una conferencia en una institución educativa. Hablaron del tema, las fechas y el público al que se iba a dirigir. Todo iba muy bien hasta que ella planteó el tema de sus honorarios. “oh, disculpa. Pensé que lo hacías por vocación” fue la respuesta que le dio quien la invitaba y por supuesto en ese momento la desinvitó. Seguramente esta anécdota no suena rara y es muy creíble para quienes trabajamos en el ámbito educativo, especialmente los docentes pero también quienes hacemos investigación y difundimos el conocimiento a través de diversos medios y espacios. El término vocación se usa muchas veces como equivalente a un deber de sacrificarse sin obtener ninguna remuneración ni incentivo a cambio. Por ello conozco a muchos colegas académicos del campo educativo que literalmente odian el término vocación. Lo entienden, con justa razón porque así se ha ido deformando su significado con el tiempo, como un concepto que sirve para justificar la explotación y el trabajo injustamente remunerado por parte de instituciones privadas o públicas y del mismo gobierno. En el caso de la docencia por ejemplo, existe hasta un meme que circula profusamente por temporadas en el que dice que: Pensar que un profesor trabaja solamente durante el tiempo que pasa en el aula con sus grupos es como creer que un atleta trabaja solamente durante el tiempo que dura la carrera en la que compite. Creo que este meme tiene toda la razón. Generalmente, a los profesores de asignatura u hora-clase de las instituciones públicas o privadas de cualquier nivel, se les establece su pago de acuerdo al número de horas frente a pizarrón sin tomar en cuenta todo el tiempo de preparación, de análisis y de evaluación que forman la llamada circundocencia y que son indispensables para que cualquier curso tenga los frutos esperados. En el caso de los académicos de tiempo completo de todos los niveles, pasa algo similar puesto que se les ofrece un sueldo y prestaciones que pueden o no ser competitivas -desde lo que signifique competitivo en un mercado en el que los que nos dedicamos a la educación somos generalmente pagados muy por debajo de quienes trabajan en empresas– de acuerdo a un rol o puesto: profesor, profesor-investigador o incluso coordinador de programa académico o director de un departamento o facultad, pero luego se les piden tareas de naturaleza muy distinta a las que implica este rol o posición. De esta manera un profesor-investigador se acaba volviendo al mismo tiempo diseñador y evaluador curricular, promotor de programa académico, gestor de evidencias para acreditaciones y muchas otras cosas. Del mismo modo, un coordinador o director de programa o facultad termina asumiendo funciones de promotor y hasta vendedor de su programa, administrador, agente de relaciones públicas, etc. Volviendo al terreno de la docencia, como dice Hargreaves, en esta sociedad de la información los requerimientos administrativos del sistema se han ido comiendo el tiempo para el trabajo pedagógico -que no consiste solamente en “dar la clase”- convirtiendo la labor de los maestros y maestras en una larga lista de formatos para llenar y evidencias para entregar, con lo cual ya no hay energía ni espacio para una buena preparación de clase, un seguimiento y retroalimentación constructivas de cada estudiante, ya no digamos la creatividad y la reflexión en la práctica y sobre la práctica. Todo esto es parte, en el campo educativo, de lo que Vara llama el culto al trabajo, que define como la actitud que tenemos hoy en día en los entornos laborales de entregarnos a las actividades como si se tratara de una divinidad o de un ideal sacralizado. No se trata simplemente de esforzarnos, dice el filósofo, que eso es sano y natural, sino de sacrificarnos por ello y al hacerlo, en muchas ocasiones estamos cerca del límite de lo aberrante. Porque cuando nos sacrificamos por el trabajo, tenemos que asumir pérdidas -tiempos y espacios que no dedicamos en el caso de los educadores, ni siquiera a lo relevante de nuestra labor y vocación, ya no digamos al descanso, el ocio, la re-creación, la convivencia familiar o el cultivo de nuestra interioridad- y muchas veces nos hacemos daño, incluso afectando la salud física y emocional. Resulta muy relevante la referencia que hace el autor del libro Maldito trabajo. Sobrevivir a la cultura del sacrificio y repensar la vocación respecto al llamado “efecto Asch” en psicología, que se plantea en la cita que sirve como epígrafe a esta columna, respecto a la forma en que el entorno lanza la idea de que el culpable de lo que no funciona es el mismo trabajador. Este es otro factor de riesgo muy importante y sin duda está presente en el ámbito educativo en el que si la calidad de los aprendizajes, la formación humana o ciudadana esperada, la eficiencia en el trabajo o las habilidades requeridas por el mercado no responden a los estándares esperados, la responsabilidad se carga en el mayor porcentaje en las y los docentes que según esto, no están cumpliendo con su trabajo. Y al cargarse las tintas en ellos, se les pide aún más culto al trabajo burocrático y cantidad de evidencias con lo cual el círculo vicioso se va haciendo cada vez más grande y difícil de revertir. Un efecto muy importante que se

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Realizan un Encuentro para Analizar los Sistemas de Protección para la Niñez y Adolescencia

La Coordinación de Educación Zonal 6, en colaboración con el Consejo Cantonal de Protección de Derechos de Cuenca, el Consejo Nacional de Igualdad Intergeneracional, la Alcaldía de Cuenca y la Universidad Politécnica Salesiana, ha organizado un importante encuentro sobre la protección de la niñez y adolescencia en el ámbito educativo. Este evento se llevó a cabo los días 13 y 14 de junio de 2024 en el Auditorio Monseñor Leonidas Proaño de la Universidad Politécnica Salesiana. El Encuentro Provincial de los Organismos del Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes tuvo como objetivo fortalecer los conocimientos sobre las competencias de los organismos de justicia especializada y generar criterios para garantizar efectivamente los derechos de los menores. Durante la inauguración, Dulce María Urdiales, estudiante de la Unidad Educativa La Salle del cantón Azogues, representó a la comunidad educativa con una intervención que destacó la importancia de involucrarse en la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes. «Este grupo poblacional tiene un marco legal prioritario que es imprescindible atender», mencionó, resaltando la necesidad de normativas especializadas para la garantía de derechos y el desarrollo integral de los menores en un entorno familiar, social y educativo. Los participantes incluyeron miembros de Juntas de Protección de Derechos de Azuay y Cañar, Consejos de Protección de Derechos, profesionales DECE, Juntas Distritales de Resolución de Casos, fiscales, jueces y funcionarios del Ministerio de la Mujer. El primer día del evento comenzó con la conferencia del catedrático Fernando Unda, experto en niñez de la Universidad Politécnica Salesiana, titulada »Análisis de la Situación Actual de los Niños, Niñas y Adolescentes en el Ámbito Educativo.» Paneles del Primer Día: El segundo día inició con la Conferencia Magistral titulada «Deshumanización de la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes», a cargo de Catalina Mendoza Eskola, especialista en género, desarrollo y políticas públicas. Paneles del Segundo Día: Este encuentro representa una oportunidad crucial para que los actores del sistema de justicia y protección infantil fortalezcan sus competencias, compartan experiencias y establezcan criterios homogéneos. Esto contribuirá significativamente a la efectiva garantía de derechos y al bienestar de niños, niñas y adolescentes. Fuente: [2024-14-junio]. Ministerio de Educación de Ecuador. Organismos del Sistema de Protección Realizan Encuentro para Analizar los Sistemas de Protección para la Niñez y Adolescencia. https://educacion.gob.ec/organismos-del-sistema-de-proteccion-realizan-encuentro-para-analizar-los-sistemas-de-proteccion-para-la-ninez-y-adolescencia/

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