Jóvenes y adultos del sur de Mérida reciben sus certificados de Primaria y Secundaria

La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey) hizo entrega de certificados de Primaria y Secundaria a 50 jóvenes y adultos de colonias del sur de Mérida, como parte de la Estrategia de Atención al Rezago Educativo, que se ha implementado en 64 municipios de la entidad. El evento, realizado en la Unidad Deportiva “Henry Martín”, fue presidido por Luis Alfonso Álvarez Arceo, coordinador general de Programas Estratégicos, en representación del secretario de Educación, Liborio Vidal Aguilar, quién elogió el esfuerzo de aquellos que han superado barreras para alcanzar sus metas educativas. Álvarez Arceo destacó que la educación es un derecho fundamental y un motor esencial para el desarrollo integral de las personas y las comunidades, derecho al que la Segey ha dado prioridad para que las personas que concluyan su educación básica tengan mayores oportunidades laborales y mejoren su calidad de vida. Asimismo, el funcionario precisó que la Secretaría de Educación, inició desde el año pasado esta estrategia, dirigida a personas a partir de 15 años, y a la fecha se ha logrado revertir el rezago educativo en el nivel básico en más de 16 mil personas de 64 municipios. Una de las personas que recibió su certificado de Secundaria, fue Paola Cabrera Chi, madre de familia con 30 años de edad, quien expresó que concluir este nivel educativo representa para ella un logro, pero también una esperanza de un futuro mejor para su familia al poder aspirar a un empleo estable y ofrecer a sus hijos las oportunidades que siempre soñó para ellos. Otro testimonio de valentía y perseverancia es el de la señora María Madera Molina, de 66 años, quien con gran orgullo recibió su certificado de Educación Primaria. Su historia es un testimonio inspirador de que nunca es tarde para aprender. Doña María, acompañada de su hijo y nieto, recordó que en su niñez no pudo continuar mis estudios porque debía ayudar a su mamá con el cuidado de sus ocho hermanos, por lo que recibir su certificado representó para ella un sueño que creyó perdido. Estas historias reflejan el impacto positivo del programa de rezago educativo, que no solo ha permitido a los más de 16 mil beneficiarios completar sus estudios básicos, sino también ha renovado sus esperanzas y posibilidades de un futuro mejor. Fuente: [2024-03-agosto]. SEGEY. Jóvenes y adultos del sur de Mérida reciben sus certificados de Primaria y Secundaria. https://educacion.yucatan.gob.mx/boletines/view/1103

Educación y calidad de vida

Educación y calidad de vida Felipe Hernández Hernández La búsqueda de una mejor calidad de vida es una natural aspiración humana, su relevancia es tal que prácticamente todos los gobiernos lo plasman en sus planes de desarrollo, lo colocan como un propósito central de su quehacer político y, alrededor de ella giran sus programas y acciones. Calidad de vida es un término que se acuñó hace relativamente poco tiempo -alrededor de los años cincuenta del siglo pasado- con la finalidad de indagar si las personas consideraban que tenían una buena vida y si sentían que tenían también seguridad económica (Urzúa y Caqueo-Urízar, 2012); en los tiempos actuales muchas personas lo pueden considerar como un concepto obsoleto, mercantilista o neoliberal, por lo que han formulado otros para, desde su punto de vista, explicar mejor esta aspiración de vivir mejor. De tal manera que hoy se habla de bienestar social, satisfacción plena, bienestar objetivo, bienestar material con justicia, mínimo vital social, salud plena y felicidad, entre otros, los cuales son usados para designar lo que a su juicio se refiere a tener condiciones de vida adecuadas para desarrollar las potencialidades humanas. Sin embargo, a pesar de lo anterior, calidad de vida sigue siendo un concepto que da idea de un nivel de vida más justo y equilibrado para una persona y para lo sociedad misma. De forma tal que también se habla de tiempo de calidad, calidad en el servicio, calidad humana, relaciones de calidad y educación de calidad, entre tantas expresiones que aluden al mejoramiento de condiciones específicas de los individuos. Coincidentes con Ardila (2003), quien señala que calidad de vida se refiere a un estado de satisfacción general del individuo que incluye tanto aspectos psicológicos y sociales como físicos o materiales; mismos que pueden ser subjetivos u objetivos, pero ambos de gran importancia porque aluden, los primeros, a la percepción y a las emociones de las condiciones que tienen de salud, economía y seguridad, entre otros, mientras que los segundos a las condiciones materiales visibles de bienestar, salud, educación, empleo y de las relaciones que tienen con su entorno físico y social. En lo antes mencionado, se asume calidad de vida como el conjunto de condiciones objetivas y subjetivas que facilitan la realización de las potencialidades humanas y el bienestar de los individuos, de tal manera que las personas no solo deben tener dichas condiciones, sino que también deben percibir que las tienen. Entre los aspectos objetivos de la calidad de vida sobresalen los siguientes elementos: “el bienestar material; las relaciones armónicas con el ambiente; las relaciones armónicas con la comunidad, y; la salud objetivamente considerada” (Ardila, 2003, p. 163). Como se observa son múltiples las condiciones para identificar la calidad de vida de los individuos, incluye aspectos económicos, sociales, ambientales, de salud física y emocional, e incluso del tipo de relaciones con su comunidad. El agrupamiento de estas condiciones da lugar a la definición de diversos tipos de bienestar: físico, material, social, emocional y de desarrollo, entre otros. En los cuales las personas descansan sus preocupaciones de salud e integridad, de seguridad económica y acceso a los bienes y servicios, de ambiente social armónico y saludable, de respeto a sus creencias y motivaciones y de manera particular al desarrollo de sus potencialidades mediante la educación y el empleo. Dado que tener mejor calidad de vida es una aspiración ampliamente compartida, el énfasis se debe centrar en el camino para lograr dicho propósito, el cual debe transitar por políticas públicas que tengan como base un diagnóstico para identificar las necesidades sociales, la definición de programas o acciones que las atiendan y su posterior implementación. Diversos estudios elaborados por organismos de carácter nacional -INEGI y CONEVAL- y otros de naturaleza internacional –PNUD- proporcionan información suficiente y debidamente sustentada que dan cuenta de las debilidades que tiene la sociedad para saber hacia dónde orientar los esfuerzos gubernamentales. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es uno de los más importantes cuyo Índice de Desarrollo Humano (IDH) conjuga tres indicadores fundamentales, salud, educación e ingresos, para valorar el nivel de vida de las personas. El nivel de salud se calcula considerando una expectativa de 20 años de esperanza de vida al nacer y una máxima de 83.4 años; el de educación toma en cuenta los años promedio de escolaridad y los años que se espera que pueda tener de escolarización; el de ingreso o de percepciones económicas también incluye a los demás aspectos del desarrollo humano que no están reflejados en los anteriores (PNUD, 2015). Si bien todos estos indicadores se pueden analizar y valorar por separado, lo cierto es que están íntimamente relacionados, pero de estos tres, la educación se puede considerar como la palanca para mover los otros indicadores por lo que tiene la responsabilidad de promover, desde cualquier tipo y modalidad educativa, el desarrollo de las potencialidades humanas para favorecer las oportunidades con justicia y equidad, y con ello mejorar su calidad de vida (Vicenzi y Tudesco, 2009). Desde el año 2002 la UNESCO resaltaba que la educación es el mejor instrumento para superar los obstáculos sociales y económicos y facilitar el logro de las posibilidades humanas, de manera concreta mencionaba que la alfabetización tiene una influencia favorable para mejorar la calidad de vida de las personas y de manera textual subrayaba que el “vínculo entre la alfabetización y la esperanza de vida es muy sólido. Los padres con más años de estudios tienen hijos con mejor salud y que viven más tiempo”, por ejemplo. (UNESCO; 2002, p. 14). El reconocimiento de que estos aspectos están íntimamente ligados, resalta que la educación constituye la palanca esencial para el desarrollo individual y social. Lo cual significa que la estrategia más adecuada para el mejoramiento de la calidad de vida debe tener como piso una buena educación y esta es tarea de los sistemas educativos nacionales. Al respecto la UNESCO (2014) resalta los aportes positivos que realizan los buenos sistemas educativos a los individuos y a la sociedad:
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