Arturo Barraza Macías

La complejidad de la relación maestro-alumno. Más allá de la viralización de videos y del reduccionismo psicologista.

La complejidad de la relación maestro-alumno. Más allá de la viralización de videos y del reduccionismo psicologista. Arturo Barraza Macías   Introducción A más de siete meses de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera como pandemia global los contagios generados por el COVID-19, y de que el Gobierno Mexicano declarara el confinamiento y suspensión de las actividades escolares, el sistema educativo nacional se debate entre las improvisaciones y pifias de las autoridades educativas y el esfuerzo sostenido de algunos padres y maestros que buscan mantener vigente el proceso educativo de nuestros niños y jóvenes mexicanos. En ese contexto, donde la realidad aumentada y los procesos educativos se encuentran imbricados, se han viralizado varios videos de alumnos de educación superior donde muestran a sus maestros siendo agresivos con ellos, humillando a algunos de ellos y agrediendo verbalmente a otros; y en este contexto no podían faltar los videos sobre propuestas indecorosas o comentarios discriminadores o sexistas. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Lo impersonal de los medios de comunicación empleados han desinhibidos a los docentes o siempre han sido así y solo se están evidenciando con estas grabaciones? Como estudioso del campo del estrés, y otros temas afines, puedo afirmar que la educación superior siempre ha manifestado estos problemas. Su presencia no es tan generalizada como algunos lo quisieran decir, pero su aparición tampoco es tan esporádica como otros quisieran verlo. La realidad en que en la mayoría de las instituciones de educación superior, aunque me atrevería a decir que con mayor fuerza en instituciones de carácter técnico, se presentan problemas en la relación maestro-alumno. Desde el ámbito normalista no faltará la voz que afirme que esto se debe a la falta de una preparación pedagógica por parte de los docentes, sin embargo, el asunto no es tan sencillo. El docente y el alumno, como seres humanos. Inmiscuyen en su actuación toda su humanidad: sus motivaciones, sus expectativas, sus frustraciones, sus trastornos, sus habilidades, sus afectos, su carácter, su estructura de  personalidad, sus creencias., etc. Bajo este supuesto es que se puede afirmar que el acto educativo es el encuentro entre dos seres humanos, los cuales participan en ese encuentro como totalidades; no es un encuentro entre un sujeto exclusivamente cognoscente y su facilitador que centra su atención solamente en los procesos cognoscitivos de sus alumnos. No es un encuentro entre dos personas que dejan de lado su humanidad para trabajar solamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto habla de la complejidad de la relación maestro-alumno. La evidencia empírica que muestra la complejidad de la relación maestro-alumno Las investigaciones sobre los agentes educativos muestran la complejidad de la relación maestro-alumno que los teóricos y defensores del mal denominado constructivismo escolar quieren ocultar. En el caso de los alumnos se pueden encontrar estudios que muestran la prevalencia de altos niveles de ansiedad  (Bojórquez  & Moroyoqui, 2020) y la existencia de fronteras difusas entre el juego y la violencia, que determinan la interiorización de la violencia como una forma de diversión (Pacheco-Salazar, 2018). En el caso de los docentes los estudios reportan la presencia del síndrome de burnout y problemas de salud mental  (Marenco-Escuderos & Ávila-Toscano, 2016), así como un alto nivel de riesgo cardiovascular (Morales, et al. 2018) y la presencia de elevadas exigencias psicológicas e insuficiente estima (Pujol-Cols & Arraigada, 2017). Los aspectos ya mencionados son solamente ilustrativos y no agotan toda la gama de situaciones personales, relacionales e institucionales que se han indagado con relación a estos dos agentes educativos y que permiten que se sustente la idea de que la realidad escolar es algo más que solamente procesos de enseñanza aprendizaje. De todo lo que se ha indagado deseo centrar la atención en este momento en el aspecto relacional  maestro-alumno. En este rubro los alumnos reportan sentirse agobiados y agredidos física, verbal y psicológicamente por sus maestros (Rodríguez, Guevara & Viramontes, 2017); así mismo, indican que las acciones de violencia que realizan con mayor frecuencia sus docente son la humillación y las burlas (Fregoso,Vera, Duarte & Peña, 2019). Por su parte los docentes refieren que los estudiantes son sus principales agentes estresores, sobre todo en lo referido a las protestas y a la oposición a las reglas que debe utilizar el maestro para gestionar la clase (Aguilar & Mayorga, 2020). Queda claro que la relación maestro-alumno para la adecuada gestión de una clase es un área de conflicto permanente. Tal parece que la planeación, organización y evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje es más complicada que la simple formulación de objetivos, la selección de estrategias enseñanza o la aplicación de rúbricas de evaluación. Para analizar esta situación y ver lo que ocurre al interior de una clase me permito hacer un recuento ilustrativo de lo que pueden o no hacer un maestro y sus alumnos durante una clase. En ambos casos empiezo con lo positivo, “el deber ser”, para posteriormente plantear otras situaciones que también se presentan cotidianamente. 1.- Actividades docentes. Durante la clase el maestro: Explica de manera didáctica el tema de la clase y logra que lo entiendan sus alumnos Divaga sobre el tema de la clase intercalando anécdotas o chistes sin relación con el tema. Pone a los alumnos a exponer y no corrige nada, ni realiza ningún aporte al respecto. Tampoco realiza una retroalimentación del tema expuesto por el equipo. Humilla al alumno con problemas para entender o por sus características personales. Siente rechazo por un alumno, su personalidad le desagrada, y aunque no logra entender el por qué, si le hace patente su rechazo. Hace comentarios indecorosos a una alumna que le parece atractiva. Responde sus llamadas personales. Aprovecha la clase para quejarse y criticar a algún compañero o a la institución. Llega acompañado de otros maestros y continúan su plática dentro del aula en el momento en que debería estar dando clases. En lugar de explicar la clase se pone a hablar de sus problemas familiares o conyugales. Utiliza la clase para hacer promoción del trabajo que realiza como profesionista independiente. Prepara la clase

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Arturo Barraza Macías

La enseñanza. La gran ausente en los esfuerzos educativos desarrollados en el contexto de la pandemia del COVID 19

La enseñanza. La gran ausente en los esfuerzos educativos desarrollados en el contexto de la pandemia del COVID 19 Durango, México. El día 11 de marzo del presente año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció como pandemia global los contagios generados por la enfermedad del coronavirus (COVID-19); ante  este reconocimiento los diferentes países, entre ellos México, generaron como estrategia de actuación inicial jornadas de distanciamiento social que implicaban, entre otras cosas, la suspensión de las actividades escolares en los diferentes niveles y modalidades del sistema educativo. En el caso mexicano, y con relación a sus procesos educativos, las autoridades decidieron transitar de una modalidad presencial a una modalidad virtual como estrategia central para paliar los efectos negativos que esta jornada generaría en los alumnos. No  obstante, la decisión no fue acompañada por una adecuada planeación, ante lo intempestivo de la decisión, y quedo en manos de los docentes crear las condiciones para eso. Las conformación de grupos, el envío de materiales y las video llamadas por WhatsApp, aunado a los tradicionales correos electrónicos y el uso de aplicaciones como Zoom fueron los recursos centrales de los que se valieron los docentes para enfrentar este reto. Estas estrategias, sin lugar a dudas, permitieron la comunicación maestro-alumno y la entrega de materiales. Una vez que se iniciaron los trabajos y tras los primeros errores y ensayos, el uso de estos recursos se normalizo. La estabilidad llegó a aquellos estratos de la población que tienen acceso a estos recursos y que, a su vez,  tienen docentes de grupo comprometidos con el aprendizaje de sus alumnos. Desafortunadamente, no todos los alumnos cubrían estos dos requisitos por lo que esta estrategia de trabajo no ha sido generalizada. Algunos alumnos, ante la falta de compromiso de padres y maestros, han quedado en la orfandad pedagógica, salvándolos parcialmente, en algunos casos, los libros de texto gratuitos o los programas de televisión transmitidos por la Secretaría de Educación Pública. No es el objetivo de este artículo analizar las múltiples variantes que ha asumido el trabajo o no trabajo con alumnos, por lo que dejo ese aspecto de la discusión a un lado y me permito centrar la atención en ese sector de la población y sus respectivos  maestros que han establecido un puente de comunicación permanente y están intentando trabajar de manera virtual. ¿Qué modalidad de trabajo se está desarrollando? ¿e-learning’? ¿b-learning? ¿m-learning?  No creo poder responder en este momento. Habría que realizar posteriores estudios para ver si el trabajo desarrollado se asemeja más a una u otra modalidad; así mismo, habría que identificar las experiencias exitosas que pueden dejar grandes aprendizajes al sistema educativo. Mientras llega el momento de los estudios al respecto, es posible analizar, con la información disponible lo que está sucediendo Un primer paso es reconocer las estrategias que se están usando. Basado en información generada en mi contexto inmediato y mediato puedo resumir algunas de las estrategias de trabajo que están desarrollando los maestros para trabajar con sus alumnos: a) les encargan realizar actividades del libro de texto, b) les envían ejercicios específicos que tienen que resolver sobre ciertos contenidos de aprendizaje, c) les encargan ver los programas de televisión ofrecidos por la Secretaría de Educación Pública y realizar los ejercicios que se les solicitan, d) les envían para que estudien y trabajen cuadernillos realizados en algunos estados de la república, e) les envían videos y otros materiales audiovisuales para que los vean y en algunos casos hagan alguna actividad al respecto, etc. Todas estas actividades se realizan usando mayoritariamente el WhatsApp como medio de comunicación. Como se puede observar en este recuento algo sucinto e ilustrativo de estrategias de trabajo utilizadas por docentes, la idea clave de “poner a hacer algo al niño” es la tónica general. Esta tendencia puede deberse a dos situaciones básicas: a) la inexperiencia de los docentes para utilizar las diferentes medios de comunicación electrónico, y b) al discurso generado en los docentes por los enfoques constructivistas y cognoscitivistas, adoptados por la Secretaría de Educación Pública, que han dejado muy en claro la preeminencia de la actividad del niño para el aprendizaje. Con relación al segundo punto, lo que he denominado en otras ocasiones como reduccionismo psicologista , puedo afirmar que la adopción de estos enfoques ha hecho mucho daño a la docencia que se desarrolla en el sistema educativo nacional en sus diferentes niveles y modalidades; baste recordar que desde la década de los 90s los corifeos institucionales ensalzaban el aprendizaje en detrimento de la enseñanza llegando a afirmar tajantemente “el niño aprende con maestro, sin maestro y a  pesar del maestro”. En el caso de educación superior se visualizó una ventana de oportunidad cuando se decidió integrar los diseños instruccionales a la educación virtual, pero esta oportunidad se diluyó al no masificarse esta alternativa en la práctica de los docentes y utilizar centralmente enfoques de diseño instruccional que seguían privilegiando exclusivamente el aprendizaje (Polo, 2001). Queda claro que los defensores de los enfoques constructivistas y cognoscitivistas no han reparado en el hecho de que aún en estos enfoques se requiere la intervención docente para concretar el aprendizaje; en ese sentido se han pronunciado desde hace tiempo diferentes autores, entre los que se puede mencionar a Woolfolk (2006). En esa línea discursiva, y dejando de lado la pureza de las teorizaciones, se puede observar en el terreno práctico la presencia de la actuación del docente para propiciar el aprendizaje en sus alumnos. Una investigación que ilustra esta situación es la de Cossío y Hernández (2016) sobre las teorías implícitas de los docentes; en esta investigación se puede revisar el comparativo de los perfiles en la secuencia didáctica para observar de manera clara la intervención docente: los  docentes con teorías implícitas constructivistas “parten de preguntas para interesar a los alumnos y rescatar sus conocimientos previos”,que los docentes interconstructivos hacen “presentación y explicación de los contenidos a desarrollar” y que los docentes  interdirectos “ubican a los alumnos en los contenidos que desarrollarán, interactúan a través de

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