Los ecosistemas digitales, ¿moda, construcción social, realidad?
Los ecosistemas digitales, ¿moda, construcción social, realidad? Claudia Islas Torres En los últimos años las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han tomado un papel importante en la sociedad y pueden aplicarse en un gran número de actividades y en la mayoría de sectores: la educación, administración, comunicación, entre otros. Las Tecnologías, por tanto, juegan un rol relevante en cuanto al desarrollo de la vida cotidiana de la mayoría de personas no solo en México, si no, en diferentes partes del orbe, esto dado gracias al fenómeno conocido como globalización, que sin duda alguna nos acerca a nuevos contextos y situaciones que están pasando en tiempo real en cualquier otro lugar del mundo. A raíz de estos temas hay un campo de investigación emergente llamado ecosistemas digitales, área de estudio que tiene como objeto el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y fomentar el crecimiento, la innovación, la inclusión social, mediante la evolución y desarrollo de softwares especializados para el aprendizaje (Méndoza, 2016), y dar pie al desarrollo de competencias en los usuarios actuales; las competencias son conceptos relacionados con el aprendizaje del alumno y/o desarrollo profesional del docente en el aula, estas se relacionan con actividades que se aprenden o realizan utilizando medios electrónicos con fines de informar y comunicar. Considerando que los medios digitales pueden suponerse como seres que tienen identidad y vida propia y que cambian en función de cómo consumimos sus contenidos, es que puede asegurarse que los sistemas digitales son ecosistemas, es decir, medios biológicos cuyos contenidos evolucionan o mueren tal y como lo hacen las especies (Barahama, 2010). Si observamos contenidos tan dispersos e impredecibles como las fotografías que subimos a Flickr, Instagram, Facebook, etcétera, es que podemos entender que cualquier contenido es posible que cobre vida cuando es, por ejemplo, etiquetado. Mientras es un contenido en extinción, ya que nadie más que su dueño y unos pocos sabrán que existe y por ende podrán usarlo, compartirlo, enviarlo, y más. Otro ejemplo de lo vivo que están los contenidos y de que sí poseen una evolución que los hace destacarse y sobrevivir, es ver cómo se comportan en las redes sociales permitiendo que evolucionen sobre la base de los comentarios. Una publicación que posee contenidos determinados deja de ser lo que su autor creo gracias a la intervención de las personas cuando dejan sus huellas en él. O todos los nuevos sistemas digitales debieran ser sociales por defecto ya que los contenidos siguen vivos cuando los usuarios dejan sus comentarios, los comparten, etiquetan y envían, eso permite que el conocimiento que hay en él evolucione de manera indeterminada (Barahama, 2010). En el campo educativo los sistemas digitales también introducen cambios e igualmente modifican el centro de poder entre quien enseña y quien aprende, favoreciendo al segundo ya que el enfoque esta puesto sobre su aprendizaje y en la construcción de conocimiento bajo un esquema que rompe lo tradicional, configurándose escenarios a través del internet y las redes que fungen como bases que implican cambios estructurales. El potencial de internet y sus aplicaciones va más allá de un simple medio de presentación, se trata de un entorno donde se dinamiza la expresión creativa y comunitaria, dando poder al ecosistema para combinarse y reconstruirse a partir de la participación de los usuarios (De Léon, 2015). Se puede decir que, en el contexto actual, el rápido desarrollo tecnológico y el cada vez mayor acceso tanto a dispositivos como a la World Wide Web pueden ser vistos como causas, pero también como parte de los cambios señalados previamente. Yehya (2008) define la tecnología como un conjunto de instrumentos inanimados que se utilizan con fines particulares y subraya cómo ésta ha mostrado su capacidad de expandirse, mutar y adoptar tal fuerza que genere fenómenos inesperados o de gran impacto. Los ecosistemas digitales se refieren a entornos extendidos e interconectados en los que se intercambia información digitalmente a través de sus propios componentes; por ejemplo: internet es un ecosistema digital grande, abierto y dinámico donde los usuarios individuales y aplicaciones de software son los componentes pequeños que contribuyen a la creación y consumo de información digital. El concepto de ecosistema digital tiene sus raíces en la metáfora de los sistemas de biología (Reyna, 2011) donde se denomina ecosistema al conjunto de seres vivos y los elementos del contexto con los que se relacionan e interactúan entre sí, de tal forma que las relaciones que se producen entre ambos componentes son capaces de desarrollarse y auto-replicarse generando espacios en los que se asimila y consume energía. A partir de este concepto se hace una analogía con un ecosistema digital en el que se suponen mejoras a los sistemas de información tradicionales, favoreciendo la interacción entre los elementos que los componen a partir del abanico de posibilidades que la red de internet ofrece, sustentado en una metodología de vida y dinámica de evolución que sostiene a todo ecosistema. Este concepto se ha tomado de la biología y utilizado desde hace un tiempo para describir los sistemas de software adaptativo, los ambientes de producción, reutilización y adaptación de contenidos, sometidos a un ciclo de retroalimentación mantenido durante cierto tiempo, produciendo evolución en las especies y el contexto desde los flujos de innovación-aceptación-consolidación-obsolescencia, (García, Seoane, 2014) Los ecosistemas digitales en términos educativos ofrecen retos para el aprendizaje, puesto que requieren que la educación escolar se transforme para atender la personalización del mismo donde la diversificación de oportunidades, experiencias y recursos se ofertan en función de las necesidades e intereses de los aprendices. Por lo que a partir de las premisas anteriores se puede deducir que los ecosistemas digitales son una realidad en nuestros días y el resultado de una construcción social que va más allá de una moda pasajera. Una construcción social, comprendida por pocos por la complejidad conceptual que implica, pero que incide en la cotidianeidad de muchos, reflejada en las actividades académicas, económicas, empresariales, políticas, etcétera; por lo que puede ser una moda que ha nacido para quedarse y
Los ecosistemas digitales, ¿moda, construcción social, realidad? Leer más »