La educación es clave para promover la participación ciudadana en el proceso histórico de nuestros países. Además de potenciar los conocimientos de los estudiantes, es primordial formar ciudadanos comprometidos para una sociedad menos corrupta y una inteligente burocracia que beneficie a todos.
Una educación democrática, que promueva el diálogo y el desarrollo de habilidades cívicas a lo largo de la formación académica, ayuda a construir una sociedad más transparente y responsable como los europeos.
Enseñemos a los estudiantes a no esgrimir la violencia para reclamar sus derechos, sino, enseñemos a exigir, con respeto, propuestas y alternativas de solución.
No obstante, la corrupción en el sector público, perpetrada por numerosos funcionarios, se manifiesta a menudo a través de saqueos y despilfarros de recursos.
Según la Contraloría de la República, este pillaje, provocó la pérdida de seis mil cuatrocientos millones de dólares en el Perú durante el año 2023. Este asalto al país, que obstaculiza nuestro progreso y genera más pobreza, requiere ser abordado desde la educación como una formidable herramienta para prevenir esta catástrofe social.
Dada esta realidad, es fundamental que el sistema educativo, adopte una educación democrática y dialógica, centrada en los estudiantes y docentes, con miras a lograr el bienestar compartido. Al respecto, el pedagogo Juan Carlos Tedesco sostenía que debemos comenzar la formación educativa ciudadana lo más temprano posible, integrándola con la alfabetización científica y digital.
Esto requiere docentes comprometidos y una política educativa de largo plazo que apueste por la calidad sostenida.
La Unesco señala que las instituciones educativas tienen un rol esencial en formar individuos comprometidos con el progreso social.
Para esto, los educadores deben integrar actividades transversales en el currículo que promuevan la participación directa de los estudiantes en los problemas de su comunidad, de acuerdo a su grado de estudios, desde la arborización de sus calles hasta analizar la labor de los funcionarios y gobernantes. En este desafío pedagógico, es necesario el uso de las redes sociales para crear foros y discusiones en línea que fortalecen la participación ciudadana.
Por ejemplo, organizar talleres prácticos en la plataforma digital, Change.org, donde identifican los problemas sociales y formulan demandas claras, con la finalidad de promover campañas de solución desde diversas perspectivas.
Una educación, basada en la democracia participativa, el diálogo, la inclusión y en valores cívicos, es fundamental para edificar una sociedad próspera.
Asimismo, es tiempo de sembrar en la mente de cada individuo, desde la infancia hasta los posgrados, la semilla de la honestidad como ingrediente esencial de desarrollo.
© David Auris Villegas.
Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.