¿Día del maestro o consuelo de tontos?

¿Día del maestro o consuelo de tontos?

Al igual que otras tantas celebraciones establecidas por el constructo social, el día del maestro sirve para realizar festejos organizados en su mayoría por los mismos maestros, otros por aquellos que solo buscan congraciarse con el resto de sus colegas para ganar voluntades y otros tantos por los sindicatos en donde la realidad en que un gran porcentaje solo persigue justificar a través de esta celebración, que se está haciendo algo por sus agremiados.

Festejos que no son sino un mero paliativo para que esa gran comunidad ampliamente castigada con salarios raquíticos, falta de capacitaciones, horarios inhumanos y asignaciones en extremo lejanas a sus domicilios les lleve a pensar que en verdad son valorados y apreciados, después de ganar su set de vasos y haber sido parte de una verbena llena de algarabía lo anestesiará momentáneamente para después continuar con su realidad académica.

Esa realidad en la que ya ni el mismo docente sabe qué es lo más importante, si educar, o atender reuniones que pudieron ser un correo, organizar eventos o juntar cooperaciones o cumplir con ese monstruo de las mil cabezas llamado formatos, donde al cumplir con uno se nacen 10 más y que la mayoría de directivos aún no entienden, pero según “garantizan” la calidad educativa.

¡Qué viva ese festejo! Ese que adormece y reconoce en un amplio porcentaje al que menos trabaja, pero está cerca del personaje de más alta jerarquía en cada escenario educativo y en menor cantidad al que se entrega . A través de este texto no quiero decir que el docente no se merezca una celebración, sino todo lo contrario, se merece la más genuina y sincera celebración, pero también del reconocimiento de aquellos con los que se entrega a diario, esa comunidad estudiantil que verdaderamente gusta y valora cada sesión, de ese estudiante que busca del consejo y experiencia para sobresalir en el mundo académico, personal y en un futuro laboral. De ese padre de familia que ignora a su hij@ en casa y es ese docente quien en muchas ocasiones le da el consejo, lo observa y siente un orgullo como si fuese su propio hij@. Porque no olvidemos que ese docente aún sin quererlo se vuelve ausente para los suyos y alguien más se encarga del desarrollo académico de los suyos.

Feliz día del maestr@ pero a ese que aún cuando su vida puede estar cayéndose a pedazos pone la mejor de las sonrisas, dinámicas y calidad para ser un agente de cambio en el escenario en el que se desenvuelve. Feliz día a ese maestro que come a la hora que puede y donde puede porque sus horas son seguidas y además es castigado si no está a tiempo y reportado por aquel/aquella cuya misión es quedar con el jef@. Felicidades a ese maestro que deja el alma en su aula, que pone dinero de su bolsa para materiales porque en sus centros educativos no hay presupuesto. Felicidades a ese maestr@ que no se cansa de aprender y ser una mejor versión de si mismo día a día. Feliz día en especial a aquellos que han dejado un huella en mi, a quienes hoy son mis colaboradores a quienes abrazo y llevo en mi corazón su entrega y dedicación.

Que este día sea un momento lleno de la celebración pero también de la reflexión para mejorar nuestros espacios educativos y nuestras condiciones labores. Que recordemos que somos la espina dorsal del crecimiento social y no nos subyuguemos a las malas prácticas, a los malos jef@s, a los malos escenarios ni nada y sobre todo que no olvidemos que somos los responsables de la generación del pensamiento crítico y analítico  de nuestra sociedad.

Feliz día a tod@s y también a los que aún sin planearlo hoy son parte de esta gran labor de ser docente que lo asumen con la seriedad y nobleza que ese rol conlleva. Gracias a aquellos que me formaron, a los que han sido grandes colegas y amigos, pero sobre todo gracias a aquellos que con, sin y a pesar de las circunstancias nunca se rinden.

Autor: Arturo Enllanche. 

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