La capacidad de pensar de maneras creativas hoy es más importante que recordar datos de memoria para luego olvidarlos.
En el pasado la escuela era la puerta al mundo. Era la oportunidad de acceder a una vida cultural rica a través de las clases y lo que transmitía un docente. Lo que pasaba en el aula era interesante y tal vez la única oportunidad de alumnos de conocer el mundo a través de la información recibida.
Hoy, con el acceso irrestricto a información y a la cultura a través de las pantallas, con un mundo inmensamente más interesante que lo que pasa entre las cuatro paredes del aula, ¿Cómo hacemos para que la clase le genere un valor agregado al alumno? Trabajando en el desarrollo de habilidades esenciales para la vida.
Desarrollar la creatividad no es un extra curricular, es una prioridad. Es una habilidad esencial que empodera a los alumnos a ser agentes de cambio, a cuestionar, innovar y a enfrentar los retos inciertos del futuro.
Ya lo decía Robert. P. Crawford,
“El pensamiento creativo es el bien más valioso y rentable para cualquier individuo, corporación o país. Tiene el poder de cambiar al individuo, a su empresa y al mundo”.
En este entorno dinámico y en evolución constante, ¿estamos como educadores facilitando un ambiente que potencie la creatividad y el pensamiento crítico de nuestros estudiantes? ¿O estamos limitándolos a patrones de pensamiento convencionales y a la conformidad?
La creatividad no es una habilidad innata, se entrena. Implica descubrir, jugar, generar nuevas ideas, mejorar las ideas que ya existen, relacionar cosas.
Es conectar cosas, hacer surgir una idea nueva; es el medio que nos permite solucionar un problema. Los docentes deben ser facilitadores, fomentando un ambiente de aprendizaje donde se valore la diversidad de ideas y se incentive la exploración, la reflexión y la expresión individual. El rol de los educadores es fundamental para nutrir y cultivar esta habilidad en los alumnos, permitiéndoles explorar y potenciar su capacidad de innovación y pensamiento divergente.
Hoy en día, muchas empresas valoran más la curiosidad intelectual que el alto coeficiente intelectual de sus colaboradores. Claramente, la capacidad de innovar, de resolver problemas, de pensar de maneras creativas hoy es más importante que recordar datos de memoria para luego olvidarlos.
En este contexto, ¿estamos preparando a nuestros jóvenes para enfrentar un mundo en constante cambio y evolución? ¿O les estamos enseñando a conformarse con lo establecido? Es crucial reflexionar sobre estas preguntas, ya que las respuestas determinarán el futuro de nuestra educación y el desarrollo de las próximas generaciones.
Fuente: [2023-02-octubre]. Infobae. La creatividad en las aulas: una asignatura pendiente. https://www.infobae.com/opinion/2023/10/02/la-creatividad-en-las-aulas-una-asignatura-pendiente/