El aprendizaje automático y sus raíces medievales
Barcelona, España. De la Península Ibérica a Siri y Alexa. En pleno auge de las tecnologías en el mundo resalta la importancia del lenguaje natural a través de los siglos, pero ahora forma parte de la informática con las interacciones lingüísticas entre personas y máquinas, pues se destaca que el aprendizaje automático tiene sus raíces en la época medieval, en específico en el siglo XIII en la Península Ibérica, y como representante resalta el cabalista Abraham Abulafia, quien se sumergió en la tinta de su pluma e ideó un sistema similar de la interacción lingüística persona-máquina.
En esta actualidad, las mejoras han sido notables y los especialistas han destacado ante la notable facilidad para programar apps y programas que hacen traducciones automáticas, reconocimiento de voz, generadores de idiomas capaces de redactar artículos coherentes y crear asistentes virtuales como Siri o Alexa, personajes inconfundibles para niños, jóvenes y adultos.
Por ello, cabe destacar el avance tecnológico de Alan Turing en 1950, quien imaginó un dispositivo inteligente que podría interactuar con los humanos de manera fluida a través de textos escritos en una pantalla, considerándose así un fenómeno digital y objeto primordial de investigación.
Con el transcurrir del tiempo las técnicas cambiaron, pero la idea básica de tratar el lenguaje como materia principal para mantener la comunicación con las máquinas siguió vigente, lo cual hoy permite retomar el trabajo de Abraham Abulafia y verlo más a detalle, pues optó por combinar las 22 letras del alfabeto hebreo, aparentemente al azar: aleph con bet, bet con gimmel, gimmel con aleph y bet, seguía un conjunto de reglas secretas que había concebido mientras estudiaba un antiguo texto cabalístico, el Sefer Yetzirah, libro donde se describe cómo Dios creó “todo lo que se forma y todo lo que se habla”, ordenando caracteres según fórmulas sagradas, esto hasta llegar al punto donde se agotan todas las combinaciones posibles con dos letras, un extremo que propició que Abraham Abulafia concluyera que los símbolos lingüísticos pueden manipularse según patrones para originar nuevas oraciones.
Dedicó tiempo produciendo los miles de combinaciones, escribió páginas de su interpretación de las cuales dijo que estaban llenas de “sabiduría profética”. Sin embargo, dicha situación fue considerada por eruditos judíos como generación de lenguaje profano.
Finalmente, se debe destacar el Talmud, el cual está conformado por una “recopilación de leyes, costumbres, tradiciones, dichos, parábolas y leyendas, e incluye relatos de rabinos que, mediante el acto mágico de cambiar el lenguaje a partir del Sefer Yetzirah, crearon criaturas artificiales llamadas golems”, lo más cercano a los robots actuales. Posteriormente, en el siglo XVII el filósofo Gottfried Wilhelm Leibniz soñó con una máquina que calculase ideas.
Referencia
Micó, J. L. (13 de abril de 2020). El antecedente medieval del aprendizaje automático. La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20200413/48412458473/antecedente-medieval-aprendizaje-automatico.html
Fuente de la imagen:
Portaltic/EP (19 de agosto de 2020). El asistente de Google supera a Siri y Alexa. E&N. Recuperado de: Recuperado de: https://www.estrategiaynegocios.net/tecnologia/1311326-330/el-asistente-de-google-supera-a-siri-y-alexa