La polémica de volver a clases más allá del riesgo el día de hoy
Por esta misma época hace un año, ya se empezaba a poner en evidencia el gravísimo problema de la deserción escolar en México. El país apenas se recuperaba de los estragos de la primera ola, y asumía resignado el destino de empezar a operar en la virtualidad. Sin pensar mucho en el largo plazo, se enfocaba en la inmediatez y por su puesto en la supervivencia. Un fenómeno totalmente normal cuando la vida está en juego en escenarios de tan alta incertidumbre.
El problema de deserción escolar es tan grave que países en desarrollo se atrevieron a regresar a clases presenciales aún antes de empezar los procesos de inmunizar a su población. Para estos países siempre fue evidente la importancia de asegurar una sociedad preparada para los retos de las siguientes generaciones; y si bien todos los países adoptaron modelos de clases virtuales, se consolidó la evidencia de la imposibilidad de cumplir con las premisas básicas de la educación, especialmente en los segmentos de primaria. Si bien la tecnología fue la gran salvadora en los segmentos de educación superior, fue menos contundente lo que pudo hacer en la educación primaria en donde la interacción entre los niños, la convivencia, el juego, el trabajo en equipo y otros tantos comportamientos grupales, son tan absolutamente esenciales.
Déjà Vu,
Hoy el mundo se enfrenta a una cuarta ola y México continúa en el debate de si sus niños deben o no regresar a las aulas. El gobierno firme en su decisión de volver a clases presenciales a como dé lugar, mientras las madres confundidas prefieren sacrificar una de las oportunidades que jamás tendrán sus hijos sino se atiende la naturaleza de aprender como lo hicieron decenas de generaciones y otros miles de especies que también aprenden con el juego, la imitación, y la convivencia de grupo.
La tecnología un gran aliado
Ante semejante desafío, la gran pregunta es: ¿cómo regresar a las aulas garantizando la integridad de alumnos, profesores, personal administrativo y sus familias? No hay duda del gran aporte que ha tenido la tecnología en esta época de pandemia. Es abrumador el cambio en la dinámica de los negocios, las comunicaciones, la forma de comprar, la logística, la comunicación entre las partes, y en general en la forma de trabajar. También es contundente su aporte en la educación, especialmente en los segmentos de educación superior.
Sin duda, el aporte de la tecnología es mucho más limitado; y en varios casos cuestionable, en los segmentos de educación primaria, especialmente si tratamos de acomodarla a los medios de transferencia de contenidos disponibles hoy en día como las tabletas, los computadores portátiles o los mismos celulares. La tecnología acerca a la humanidad a la solución de sus problemas, pero cuando atenta contra las premisas básicas del aprendizaje como el juego, la interacción con otros niños, los desafíos de grupo, las señales de colaboración, el movimiento y en general la estimulación de todos los sentidos, deja de ser un aliado y se convierte en parte del problema.
¿Cuál es entonces la salida?
Algunas instituciones han entendido que a través de la tecnología, es posible mantener estándares adecuados de distanciamiento social. Ante el reto de mantener el mismo aforo de alumnos, sin invertir en más aulas para evitar congestionar las clases con demasiados asistentes, se han tomado sus centros deportivos, sus cafeterías, sus instalaciones exteriores, se han tomado inclusive los horarios de otros quehaceres, y han desafiado todo tipo de costumbres para cumplir con su propósito. Al final del día, todo se vale para mantener a nuestros menores en su derecho incuestionable de acceso a una buena educación. Esa es la esencia de la innovación. Desafiar el mundo con ideas revolucionarias usando la tecnología más allá de dogmas existentes y todo por dar con la respuesta a un problema que no sólo afecta a nuestra descendencia, sino que será la condena eterna de llevar el estigma de que la generación de la pandemia no hizo mucho por asegurar la educación de sus hijos. Está entonces en las manos de los padres de ver más allá de los problemas de hoy y asumir con valentía las decisiones que no solo los beneficiarán a ellos, sino a toda su descendencia.
Mario Pedreros es el Director Regional de Epson de México. Tiene más de 30 años en la industria de tecnología manejando operaciones en diferentes países como director general además de operaciones regionales a nivel de Latinoamérica. Mario es Ingeniero Industrial y tiene un MBA de la Universidad de los Andes en Colombia. Además cuenta con una certificación de Liderazgo y Administración de MIT (Massachusetts Institute Of Technology), y certificaciones de Administración de equipos de alto rendimiento de Michigan University y Harvard Business School.
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