La Recomendación sobre la Educación para la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible -UNESCO 2023– reconoce que la paz se construye no sólo mediante negociaciones internacionales, sino también en los pupitres y patios de las escuelas y en los campos de deporte, mediante la educación artística y científica, y a lo largo de toda la vida. La educación, en todas sus formas y dimensiones, dentro y fuera de la escuela, configura nuestra manera de ver el mundo y de tratar a los demás, y puede y debe ser una vía para construir una paz sostenible. Pero hoy el mundo asiste a una oleada de conflictos violentos paralela a un preocupante aumento de la intolerancia y la discriminación. En particular, el discurso del odio puede adoptar formas peligrosas que no solo causan daño a nivel personal e incitan a la violencia dirigida contra grupos, sino que también son un ataque contra la inclusión, la diversidad y los derechos humanos. El Día Internacional de la Educación 2024 pretende movilizar a los estados y las sociedades del mundo para que mantengan la educación en lo más alto de sus agendas políticas y realicen todos los esfuerzos a su alcance para cumplir con los compromisos de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación y la agenda Educación 2030. Esta labor pasa por garantizar que todas las personas, a lo largo de su vida, desarrollen conocimientos, competencias, incluidas las socioemocionales, valores, actitudes y comportamientos necesarios para su participación en los procesos democráticos, el empoderamiento económico, las acciones que hagan avanzar la paz, la erradicación de la pobreza y la tolerancia, con el fin de garantizar el pleno disfrute de los derechos humanos, las libertades fundamentales, la ciudadanía mundial y el desarrollo sostenible mediante la educación. Para que esos anhelos puedan alcanzarse, la educación debería ser transformadora, sentar unas bases sólidas de alfabetización y aritmética elemental y propiciar el desarrollo de conocimientos, competencias, valores, actitudes y comportamientos, como el pensamiento analítico y crítico, el respeto de la diversidad, la autoconciencia, el sentimiento de conexión y pertenencia a una humanidad común y diversa y al planeta Tierra, las competencias para tomar decisiones, de colaboración, de adaptación y creatividad. La educación para la paz desarrolla competencias de ciudadanía, como la capacidad de actuar de manera ética y responsable y de participar plenamente en la vida cívica y social. Conlleva competencias de solución y transformación pacíficas de conflictos para contribuir a su prevención, mediación y solución pacífica, constructiva y negociada y de poner fin a los ciclos de violencia y hostilidad. En esta línea de ideas, actualmente también se requieren la alfabetización mediática e informacional y las competencias digitales y de comunicación, que desarrollen la capacidad de buscar eficazmente, evaluar críticamente, producir éticamente, utilizar y difundir la información y el conocimiento, así como de acceder a ellos, mediante diversos canales y tecnologías. Se trata también de poder detectar y combatir la desinformación y la información errónea, el discurso de odio, todas las formas de violencia, incluida la violencia de género, los contenidos nocivos y el abuso y la explotación en línea, comprender los propios derechos y responsabilidades y participar en entornos digitales de forma segura, eficaz, perspicaz y respetuosa, que refuerce la seguridad digital y proteja la privacidad. La educación transformadora supone una enseñanza y un aprendizaje que reconozcan y valoren la dignidad y diversidad de los alumnos y las alumnas en los entornos educativos, eliminen todas las barreras a su aprendizaje y los motiven y capaciten para llegar a ser agentes de cambio y protagonistas de su propio futuro. Fuente: [2024-24-enero]. UNESCO. Aprender para una paz duradera. https://www.unesco.org/es/articles/aprender-para-una-paz-duradera