Hacia una Educación para la Emancipación
Dr. Ausel Rivera Villafuerte En este texto se presenta un análisis de la pedagogía desde una vertiente escasamente estudiada en los documentos tópicos contemporáneos, es decir ortodoxos o tradicionales. Se aborda a la ciencia de la educación desde una perspectiva emancipadora cuyos fundamentos son la política y la ética para desarrollar integralmente al ser humano. La pedagogía crítica es, desde la visión de expertos internacionales, una renovada mirada a la educación más allá de estándares de calidad y se transforma en una buena educación para el bien vivir. Indudablemente este giro teórico conceptual y metodológico no está exento de miradas fatalistas e insensibles a las injusticias del modelo político y económico hegemónico imperante en la mayoría de los países del mundo; por ello, para su concreción, es necesario rediseñar nuestras acciones y formar un pensamiento crítico para concretar un modelo socio-económico con fundamentos democráticos y humanísticos. El sistema educativo que pretenda transformar a la sociedad tiene que fundamentarse en el desarrollo de todas las potencialidades del ser humano; es decir, la base debería estar el desarrollo de las capacidades (ser), posteriormente en las habilidades (saber) y finalmente en las destrezas (hacer). Ello requiere cambios profundos a las instituciones, formar docentes reflexivos, críticos, indagadores, que ejerzan el libre pensamiento, capaces de aceptar la diversidad individual, social y cultural; de asumir el compromiso político y ético que debe caracterizar a todo profesional ante la sociedad que evoluciona día a día, de reconocerse como parte de una comunidad que aprende, ser corresponsable del cambio educativo para asumir las transformaciones y los desafíos que actualmente presenta la educación en México, Latinoamérica y en el mundo. Esta mirada es necesaria porque desde la perspectiva de la mundialización y globalización de productos y servicios, los tecnólogos educativos han acomodado rápidamente la terminología impuesta desde los organismos económicos multinacionales tales como el Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros, para continuar con el statu quo. Sin embargo, más allá de posturas contemplativas, este trabajo pretende reivindicar una visión fundamentada en la teoría social crítica para enfrentar los embates del capitalismo salvaje y sus intereses hegemónicos que pretenden hacer de la educación una mercancía de cambio, arrollando a su paso todo lo que encuentra. Por tanto, es necesario insistir para que exista una participación política desde espacios más amplios e incluyentes de la comunidad y no solamente en la escuela para procurar los cambios que la sociedad necesita y aspirar a mejores niveles de vida. La base teórica de la educación con fundamentos emancipadores emerge a partir de los trabajos realizados por los intelectuales del Instituto de Investigaciones Sociales (Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Walter Benjamín, Herbert Marcuse, entre otros) adscrito a la Universidad de Fráncfort en Alemania (Escuela de Fráncfort) a partir de los años veinte del siglo pasado, con la pretensión de buscar explicaciones a la voraz explotación que tiene sometido a los pueblos el capitalismo vigente en casi la totalidad de los países del mundo. Ese desarrollo teórico permitió avanzar hacia direcciones alternativas en las ciencias sociales incluida la pedagogía. Claro ejemplo de esta época son las entrevistas y ensayos teóricos de Theodor Wiesengrund Adorno (1903-1969) durante la década de 1959 a 1969 que fueron posteriormente compilados en los libros «Consignas» (Adorno, 2009) y «Educación para la emancipación» (Adorno, 1998), originalmente editados en los años 1969 y 1970, respectivamente. Previo al auge de la Escuela de Fráncfort o casi en esa misma línea del tiempo, existieron pensadores que plasmaron sus ideas filosóficas en torno a la educación desde una perspectiva crítico-social respecto a su época. Entre ellos sobresalen el italiano Antonio Gramsci (1891-1937) cuyas teorías formativas fueron reorganizadas para su publicación en el libro «La alternativa pedagógica» en el año 1973; los franceses Louis Althusser (1918-1990) con el texto «Ideología y aparatos ideológicos del estado (1969)» y Pierre Bourdieu (1930-2002) con «La Reproducción: Elementos para una teoría del sistema de enseñanza (1970)». Todas estas críticas al sistema socioeducativo se inscriben dentro de una línea que se denomina reproduccionista. Así mismo, en Latinoamérica existieron varios activistas en favor del pensamiento crítico entre los que sobresalen el boliviano Elizardo Pérez (1892- 1980) quien en 1962 escribe y lleva a la práctica «Warisata, la escuela Ayllu»; el venezolano Simón Rodríguez (1769-1854) con su texto «Luces y virtudes sociales» cuya primera edición fue en 1834; el argentino Aníbal Ponce (1898-1938) con «Educación y lucha de clases» publicada en 1937; entre otros. Sin embargo, lo que hoy conocemos como pedagogía crítica surge de manera definitiva en Latinoamérica con base en los trabajos del brasileño Paulo Freire (1921-1997) a finales de los sesenta del siglo XX. Surgió de la fusión, además de la teoría crítica de la escuela de Fráncfort, de la ética de la teoría de la liberación de América Latina, los impulsos progresistas en educación (pedagogías activas) en todo el mundo y el pensamiento Decolonial desde el sur (antihegemonía europea). Pedagogía del oprimido (manuscrito en portugués: 1968, inglés: 1970, español: 1970) es la obra que da a conocer internacionalmente las ideas de Freire y de ahí se instaura el legado crítico a la educación. Fue hasta mediados de los años setenta que los estudiosos de varias partes del mundo reconocieron y se adhirieron a las ideas de Freire, el padre de la pedagogía crítica. La perspectiva crítica en la educación es un campo en constante movimiento, de investigación, planeación, desarrollo y evaluación que demanda mucho de aquellos que la adoptan. Exige más que solamente aprender o aplicar los contenidos escolares vigentes en planes y programas de estudios. Significa escuchar con atención a los grupos marginados, resolver problemas como la pobreza, el terrorismo, las catástrofes naturales, la conservación del medio ambiente, la resolución pacífica de los conflictos entre pueblos y naciones; en definitiva, abogar por los derechos humanos. No atender estos rubros significaría propiciar escenarios nada favorables que pueden extinguir a la humanidad. Algunas características de la pedagogía