Maldito trabajo: cultura del sacrificio y vocación docente

…tenemos el llamado «efecto Asch» en psicología que, traído a este caso en concreto, demostraría que, si tu entorno te lanza la idea de que el problema eres tú, al final, en mayor o menor grado integrarás ese pensamiento. Si encima lo haces cuando has intentado desarrollarte como persona y has fracasado, y se suma que no puedes controlar tus emociones, te sientes una persona inútil que duda de si tiene derecho a un lugar en la sociedad o en la vida. «Por mucha actitud positiva que tengas, si tienes unas condiciones injustas, seguirán siendo injustas». Entrevista a Eduardo Vara, realizada por Guillermo Martínez. Ethic. 26 de abril de 2024. En alguna ocasión le pidieron a una de mis hijas que impartiera una conferencia en una institución educativa. Hablaron del tema, las fechas y el público al que se iba a dirigir. Todo iba muy bien hasta que ella planteó el tema de sus honorarios. “oh, disculpa. Pensé que lo hacías por vocación” fue la respuesta que le dio quien la invitaba y por supuesto en ese momento la desinvitó. Seguramente esta anécdota no suena rara y es muy creíble para quienes trabajamos en el ámbito educativo, especialmente los docentes pero también quienes hacemos investigación y difundimos el conocimiento a través de diversos medios y espacios. El término vocación se usa muchas veces como equivalente a un deber de sacrificarse sin obtener ninguna remuneración ni incentivo a cambio. Por ello conozco a muchos colegas académicos del campo educativo que literalmente odian el término vocación. Lo entienden, con justa razón porque así se ha ido deformando su significado con el tiempo, como un concepto que sirve para justificar la explotación y el trabajo injustamente remunerado por parte de instituciones privadas o públicas y del mismo gobierno. En el caso de la docencia por ejemplo, existe hasta un meme que circula profusamente por temporadas en el que dice que: Pensar que un profesor trabaja solamente durante el tiempo que pasa en el aula con sus grupos es como creer que un atleta trabaja solamente durante el tiempo que dura la carrera en la que compite. Creo que este meme tiene toda la razón. Generalmente, a los profesores de asignatura u hora-clase de las instituciones públicas o privadas de cualquier nivel, se les establece su pago de acuerdo al número de horas frente a pizarrón sin tomar en cuenta todo el tiempo de preparación, de análisis y de evaluación que forman la llamada circundocencia y que son indispensables para que cualquier curso tenga los frutos esperados. En el caso de los académicos de tiempo completo de todos los niveles, pasa algo similar puesto que se les ofrece un sueldo y prestaciones que pueden o no ser competitivas -desde lo que signifique competitivo en un mercado en el que los que nos dedicamos a la educación somos generalmente pagados muy por debajo de quienes trabajan en empresas– de acuerdo a un rol o puesto: profesor, profesor-investigador o incluso coordinador de programa académico o director de un departamento o facultad, pero luego se les piden tareas de naturaleza muy distinta a las que implica este rol o posición. De esta manera un profesor-investigador se acaba volviendo al mismo tiempo diseñador y evaluador curricular, promotor de programa académico, gestor de evidencias para acreditaciones y muchas otras cosas. Del mismo modo, un coordinador o director de programa o facultad termina asumiendo funciones de promotor y hasta vendedor de su programa, administrador, agente de relaciones públicas, etc. Volviendo al terreno de la docencia, como dice Hargreaves, en esta sociedad de la información los requerimientos administrativos del sistema se han ido comiendo el tiempo para el trabajo pedagógico -que no consiste solamente en “dar la clase”- convirtiendo la labor de los maestros y maestras en una larga lista de formatos para llenar y evidencias para entregar, con lo cual ya no hay energía ni espacio para una buena preparación de clase, un seguimiento y retroalimentación constructivas de cada estudiante, ya no digamos la creatividad y la reflexión en la práctica y sobre la práctica. Todo esto es parte, en el campo educativo, de lo que Vara llama el culto al trabajo, que define como la actitud que tenemos hoy en día en los entornos laborales de entregarnos a las actividades como si se tratara de una divinidad o de un ideal sacralizado. No se trata simplemente de esforzarnos, dice el filósofo, que eso es sano y natural, sino de sacrificarnos por ello y al hacerlo, en muchas ocasiones estamos cerca del límite de lo aberrante. Porque cuando nos sacrificamos por el trabajo, tenemos que asumir pérdidas -tiempos y espacios que no dedicamos en el caso de los educadores, ni siquiera a lo relevante de nuestra labor y vocación, ya no digamos al descanso, el ocio, la re-creación, la convivencia familiar o el cultivo de nuestra interioridad- y muchas veces nos hacemos daño, incluso afectando la salud física y emocional. Resulta muy relevante la referencia que hace el autor del libro Maldito trabajo. Sobrevivir a la cultura del sacrificio y repensar la vocación respecto al llamado “efecto Asch” en psicología, que se plantea en la cita que sirve como epígrafe a esta columna, respecto a la forma en que el entorno lanza la idea de que el culpable de lo que no funciona es el mismo trabajador. Este es otro factor de riesgo muy importante y sin duda está presente en el ámbito educativo en el que si la calidad de los aprendizajes, la formación humana o ciudadana esperada, la eficiencia en el trabajo o las habilidades requeridas por el mercado no responden a los estándares esperados, la responsabilidad se carga en el mayor porcentaje en las y los docentes que según esto, no están cumpliendo con su trabajo. Y al cargarse las tintas en ellos, se les pide aún más culto al trabajo burocrático y cantidad de evidencias con lo cual el círculo vicioso se va haciendo cada vez más grande y difícil de revertir. Un efecto muy importante que se

Derechos humanos y ciudadanía para una vida mejor

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com Se supone que el Gobierno, el Congreso y el Poder Judicial son los guardianes de la ciudadanía y los derechos humanos. No obstante, ¿es correcto que la presidenta exhiba sus costosas joyas en comunidades pobres y 82 legisladores, de los 130, estén investigados por la Fiscalía, según Transparencia? Esta banda de politicastros, en vez de contribuir al bienestar, impulsan leyes a su favor y pugnan reelegirse para ganar impunidad. Ante este panorama desalentador, optemos por la resistencia social desde la educación para encarar este atroz ataque contra la dignidad humana. Este desprecio social por parte de los gobernantes, han generado una profunda desigualdad, provocando la exclusión humana. Según la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento, en la actualidad, 3.3 millones de peruanos no tienen acceso al agua potable y 6.4 millones no disponen de alcantarillado. Además, en nuestro país se registran 8 denuncias al día por pensión alimentaria y cuatro mil asaltos diarios, poniendo en tela juicio que la cultura ciudadana está invadida por la irresponsabilidad y la violencia. La implementación del Proyecto de Educación en Derechos Humanos de Unesco, empodera en los estudiantes los valores cívicos y la responsabilidad humana para generar personas comprometidos con el bien común. Al discutir en las escuelas, casos concretos, tales como la delincuencia, los abusos, la pobreza y el abandono de los padres, se fomenta una cultura solidaria para construir un Perú mejor, donde las leyes no amparan al ciudadano de bien, sino a aquellos que rompen las normas. Esta Ciudadanía propicia de que la vida se desarrolla en colectividad y no en la individualidad. Como sociedad, sigamos el legado del monseñor salvadoreño, Óscar Arnulfo Romero, quien nos invitó a capacitar a los niños y jóvenes en el análisis crítico de la realidad, como agentes de transformación, para que participen en la vida política y democrática. En este transitar, cada ciudadano somos activistas del bien y del mal y cabe esta pregunta ¿En qué lugar de la batalla nos encontramos? La implementación de los derechos humanos es esencial para una plena convivencia y es una garantía de un futuro sostenible. En la escuela, desarrollemos la convicción que todos tenemos el derecho de vivir y que nadie puede quitar la vida a los demás. Aprendamos que ciudadanía es respetar a los demás. Asimismo, es fundamental perfeccionar el diálogo como el medio más poderoso para solucionar cualquier dificultad. Practicar la ciudadanía y los derechos humanos es un acto de justicia social y respeto. Es una de las formas de enfrentarnos a la corrupción y la violencia que está conduciendonos a la bancarrota y la deshumanización. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

Colonense forma parte de una investigación en la Universidad de Purdue

Colonense es invitado por investigadores de la Universidad de Purdue (Indiana, Estados Unidos). El Dr. Antonio Bianchi del departamento de ciencia de la computación de la universidad de Purdue, hace una invitación a Jeremías Cortés Tovar, para formar parte de una investigación basado en el uso de funciones en Android TEE. El Dr. Antonio invita a Jeremías a participar en este estudio de investigación con número HRPP/IRB: IRB-2024-23, ya que tendrá la oportunidad de influir en el futuro de una nueva Tecnología que se aplicará en el sistema de cifrado TEE en Android. Esta investigación tiene por objetivo que los TEE sean más seguros que los sistemas operativos modernos, debido a la separación basada en hardware impuesta por la tecnología TrustZone y su Trusted Computing Base (TCB) más pequeña. Por esta razón, los TEE se han adoptado ampliamente, para proteger los dispositivos móviles contra el malware. Un ejemplo de ello son las plataformas Android incorporan TEE asistidos por TrustZone para proteger operaciones específicas de aplicaciones que involucran autenticación de usuarios, banca en línea o Gestión de derechos digitales. Desafortunadamente, algunos de estos sistemas han sido explotados en el pasado, lo que ha generado una serie de dudas sobre las garantías de seguridad reales que los TEE comerciales existentes pueden proporcionar de manera efectiva. Jeremías Cortés ingeniero de electrónica y telecomunicaciones y gestor de proyectos de tecnología, ha aceptado el reto, y estará evaluando la posible mejora a los cifrados para apoyar a los investigadores de la universidad de Purdue. Artículo por: Leyden Nieto Especialista en comunicación, locutora y periodista especializada en cultura y relaciones públicas.

Cuidado ambiental como símbolo de peruanidad

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com Curiosamente, al amanecer un pajarillo posado en mi ventana me despertó con un dulce trino, recordándome que soy un intruso. Esta inesperada visita me empujó a escribir este artículo desde mi peruanidad. En nombre de la modernidad, hemos demolido sus casas verdes, reemplazándolos con edificios que simbolizan nuestro rimbombante progreso. Disfrutamos de la vida y las aves, antes dueñas de los árboles, ahora son apenas sobrevivientes y forasteros que a veces se dejan ver en las grandes ciudades como en la mañana de hoy. La “peruanidad” es un término que el recordado pensador peruano, Víctor Andrés Belaúnde, acuñó. Se refiere al sentimiento de identidad que vincula a los peruanos con la nación asentada en su tierra biodiversa y sus tradiciones, su historia y cultura. Además de esto, ser peruano significa valorar y gestionar el medio ambiente, apelando a nuestra inteligencia ecológica desarrollada en las escuelas desde la más temprana edad. Esta proximidad del 5 de junio, Día del Medio Ambiente, y el 7 de junio, Día de la Bandera en Perú, destaca a la educación ambiental como una herramienta catalizadora que fusiona el patriotismo y la conciencia ecológica. La integración de la educación ambiental es un enfoque que evidencia que, la defensa de la bandera también implica un compromiso activo con la preservación del entorno natural. De esta forma, cultivamos una peruanidad que valora nuestra identidad cultural, así como nuestra abundancia ecológica. Para el pensador alemán, Hans Jonas, la responsabilidad ecológica no es una opción, es una obligación moral. Esto significa que preservar el entorno no es solo una decisión personal, sino una obligación ética de todos, inherente a nuestra existencia. Esta responsabilidad moral de salvaguardar los ecosistemas para las futuras generaciones es nuestra tarea para asegurar la sustentabilidad y el bienestar de todos los seres vivos en la Tierra.  Asimismo, la aldea global ha cambiado de escenario. Ahora la naturaleza se encuentra dentro de las polis, convertida en una cuestión política, que está en nuestra responsabilidad protegerla o no, señala el filósofo español Alfredo Marcos Martínez. No obstante, en la actualidad parece que se nos va de la mano, debido a que nuestro voraz apetito de explotar por un supuesto bienestar actual, se ha apoderado de nuestra cultura depredadora como estilo de vida moderna. En estos momentos difíciles, cada nación debe establecer en sus prioridades el cuidado del medioambiente y consideremos que nosotros no somos superiores a los demás seres vivos. Como únicos individuos inteligentes, nuestra responsabilidad y desafío es proteger y dejar una mejor versión de la naturaleza a las generaciones venideras. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

La Universidad es una institución científica

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com Aunque los gobernantes, los empresarios y los altos funcionarios no creen, las universidades son instituciones científicas que juegan un rol importante para el desarrollo sostenible de los países. El continente asiático lo viene demostrando. Con investigación e innovación han abandonado el bolsón de pobreza y en la actualidad disputan el liderazgo mundial, mientras los latinoamericanos, vivimos sumergidos en el consumismo tecnológico y nos mantenemos en pie, gracias a las riquezas naturales. Nuestra cultura meritocrática basada en documentos y experiencias vegetativas, ha encumbrado a la docencia sobre la investigación. Así como una limitada exigencia de investigaciones experimentales y tecnológicas a los estudiantes, no contribuye al logro de la transformación de nuestras materias primas en manufacturas. A esto, agreguemos el  0.1 % del PBI nacional destinado a las ciencias y una ausencia de cooperación entre universidades y las industrias nos ha conducido a lo más fácil, llevar a cabo investigaciones descriptivas de poco impacto, en nombre de una fiebre de publicación de artículos para continuar como profesores de investigación. Ante mi discurso, algunas personas me cuestionan de, por qué critico a las universidades y al Estado. Lo hago porque contamos con jóvenes universitarios muy competentes e inteligentes. Solo se requiere un liderazgo científico basado en la innovación y el emprendimiento digital como China, que progresa con mayor poder en el mundo. Esto empuja a que las universidades implementen sus centros de investigación de alto rendimiento y una agresiva cruzada por obtener resultados que apunten a transformar el rostro socioeconómico de nuestro continente. Para que la investigación sea considerada como un pilar de progreso, es imperativo vincular con la calidad de vida y bienestar social. En este derrotero es fundamental que, los 8800 investigadores en el Registro Nacional Científico Tecnológico y de Innovación Tecnológica (RENACYT), asuman un compromiso activo e innovador en todas las universidades y en las industrias en correspondencia con la Ley 30948, de Promoción del Desarrollo del Investigador Científico altamente especializado, promulgada en el año 2023. Si no hay ciencia, no hay futuro, nos alerta el reconocido científico Modesto Montoya. Esto implica poner en la agenda social, la política de la cultura científica desde el gobierno, otorgando mayor inversión en ciencia en todos los niveles educativos, con el objetivo de formar científicos capaces de producir patentes con sus pares nacionales e internacionales.  Finalizo esta reflexión, como en mi anterior columna, es el momento de cambio de paradigma en las universidades y no derrochemos el tiempo en debatir sobre cuando se jodió el Perú o Latinoamérica. Trasladémonos al discurso de los semiconductores, patentes y transferencia tecnológica, como estilo de vida universitaria. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

Desafíos de la acreditación universitaria peruana

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com La acreditación universitaria en el territorio peruano se encuentra en una situación inquietante que aún no avanza. La prueba de ello es que no superamos la media docena de universidades debidamente acreditadas, de un total de 93 licenciadas. La acreditación no es solo para atraer más estudiantes y lucir la estrellita de “Universidad acreditada”, sino, es un compromiso de formar profesionales cada vez más innovadores y productivos.  Al establecer estándares precisos de nivel internacional que permitan la cientificidad y una acreditación obligatoria a todas las universidades peruanas, estamos abriendo el paso hacia la calidad educativa en la educación terciaria. Asimismo, es importante hacer comprender a la sociedad, a los funcionarios y a las industrias que, esta acreditación, va a acelerar nuestro camino hacia el progreso, facilitando nuestra una presencia en el mercado manufacturero. Según el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE), órgano oficial del Estado peruano que acredita la calidad de las universidades públicas y privadas, sostiene que la acreditación beneficia a la universidad en su posicionamiento, calidad docente, investigación y becas. En ningún párrafo dice que beneficia al desarrollo sostenido del país que, en el fondo, es la razón de toda acreditación universitaria. No obstante, el Sineace presenta estándares generales que poco contribuyen a la calidad. En el Modelo de Calidad para la Acreditación de Programas de Estudios de Posgrado del año 2022, en el estándar 9 referido a la investigación, dice: “El programa de estudios de doctorado asegura que las investigaciones siguen líneas de investigación actualizadas, gestiona proyectos de investigación propios y en alianza con otras instituciones nacionales e internacionales y, garantiza la integridad ética de las investigaciones”. Ahora: ¿De qué manera la institución podrá alcanzar este estándar? ¿Basta con llevar a cabo cualquier investigación descriptiva, tal y como hoy es habitual en las universidades peruanas? Dado que Sineace no está vinculando a la acreditación con el desarrollo del país, solo exige acreditar a los programas de Salud, Derecho y Educación, y en el resto de carreras es voluntario. Olvidan que los rankings mundiales, se centran en la investigación y la innovación. Además, creo que no tienen conocimiento de Andrés Oppenheimer, quien, gracias a sus investigaciones, sugiere que los países subdesarrollados deben impulsar las ingenierías científicas, para producir tecnologías y así sobrevivir a la avalancha de competitividad global.  Es imperioso impulsar una masiva acreditación universitaria obligatoria en el menor tiempo posible. Para ello es necesario una mayor inyección de dinero a las universidades públicas y, una urgente reingeniería en Sineace, con líderes visionarios capaces de visualizar un Perú desarrollado. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

Ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com Impulsar la curiosidad científica en los estudiantes, es clave para desarrollar la ciencia, la tecnología e innovación con la finalidad de desarrollar a nuestros países. Esta educación científica es una poderosa herramienta que permite explotar el infinito potencial del cerebro humano. Al ver la vida desde un enfoque innovador, amplía las oportunidades de sobrevivir con éxito en esta jungla social cada vez más impredecible. La ciencia y la tecnología son esenciales para el desarrollo, ­–han demostrado, países antes pobres, entre ellos Singapur y Corea del Sur–, que, lamentablemente los líderes del sistema educativo peruano todavía no comprenden, ya que ingenuamente, han convertido a los docentes en “papelucheros”, para justificar las evidencias de Las experiencias de aprendizajes repetitivos y lineales.  Esto evidencia el informe de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Perú ocupa, el puesto 76 de 132 países en Índice Global de Innovación, (IGI) en el año 2023.En el año 2023, con la finalidad de escalar nuestra posición innovadora, el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica, (CONCYTEC), destinó unos S/224 millones para impulsar la ciencia, tecnología e innovación, que es apenas el 0.1 % del presupuesto nacional.  Esta suma no es suficiente para desarrollar el talento científico. Gran parte de ello cubre la burocracia, otra parte se destina a la premiación de las investigaciones y resta poco para impulsar la real innovación de impacto, pues vivimos en la fiebre de la meritocracia de papel y concursos de ciencia que poco aporta al desarrollo. Para el legendario Elon Musk, innovar es tener visión emprendedora, pensar y crear una idea tangible y actuar, dándole un mejor valor agregado que sirva a las personas, con la ayuda de un equipo multidisciplinario. En este sentido, ¿las escuelas de países en desarrollo estarán desarrollando esta mentalidad innovadora en los estudiantes? La repuesta es un rotundo no, debido a que la enseñanza está centrada en notas altas para aprobar los cursos y no para pensar, crear e innovar para la vida. Ante esta dura realidad, es momento de que la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, (STEAM), tenga una agresiva presencia en la formación básica de los estudiantes. Para ello, abracemos la ciencia, la tecnología y la innovación invocadas por el líder chino Deng Xiaoping, con el fin de salir del subdesarrollo y cambiar el futuro de las sociedades llamada tercermundistas. No hacerlo, equivaldría a traicionar el destino de la humanidad, que es la de vivir mejor que antes. Enseñar la ciencia, la tecnología y la innovación en la escuela de la curiosidad, no solo es brindar conocimientos, si no, es expandir la mente infinita de toda una generación de ciudadanos rumbo al desarrollo sostenido. © David Auris Villegas Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

Día de la madre en las escuelas

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com Cada segundo domingo de mayo, al celebrarse el Día de la Madre en muchos países del mundo, las escuelas se colman de vibrantes alegrías, discursos de amor y poemas del alma.  Sin embargo, ¿es factible que este año vayamos más allá de los tradicionales homenajes y reconozcamos a las progenitoras como nuestra primera maestra de nuestra vida? Sin lugar a dudas, desde las aulas, estaríamos reconociendo su papel como educadoras del hogar, líder incansable, fiel servidora, sostenedor de la familia e inspiradora de toda sociedad. Ya que, sin poseer un título de maestra y sin importar su condición social, estado civil o situación de salud, ellas forman a cada individuo desde su nacimiento, con el amor que es el extraordinario prodigio de la existencia humana, señalan Francisco Grass y Pilar Maiz. Durante el mes de mayo, los maestros, en su labor innovadora, pueden comprometer a los estudiantes a conversar con sus madres acerca de sus vivencias y enseñanza materna. Luego, este diálogo grabado, los niños y los adolescentes la compartirán con sus compañeros del aula con el objetivo de producir contenidos de impacto y difundir en las redes sociales, resaltando el valor fundamental de las madres como la primera maestra del hogar y de la sociedad.  Por otra parte, los maestros pueden organizar grupos de estudiantes para que entrevisten a algunas madres de sus escuelas previo sorteo. Una vez seleccionada la entrevistada, los estudiantes con la colaboración del docente formulan las interrogantes pertinentes acerca de la labor ardua de las progenitoras, su resiliencia, el amor incondicional y el empoderamiento empático. Las entrevistas se realizarán en los hogares de las madres y, para ello, coordinarán con ellas. Una vez finalizada la entrevista, los estudiantes la convertirán en podcast para su difusión en la internet. En este hermoso gesto, en las instituciones educativas es fundamental que los docentes resalten el papel de las progenitoras, como la primera influencer en la vida de los niños. En la familia, esta genuina aliada de la educación, día a día fortalece los vínculos afectivos y transmite valores de amor, cuidado y esfuerzo, que son esenciales para el logro de los aprendizajes y el desarrollo humano, desde su condición materna siendo la más blanda y la más poderosa soberana de los espíritus, dice, el padre Eduardo Pavanetti. Al considerar a la madre en las escuelas de una manera más vivencial y aliada pedagógica, estamos no solo reconociendo a las mujeres que nos brindaron la vida, sino también reconocemos la relevancia de su función como nuestra primera maestra de la vida, en la construcción de un mundo más amoroso. © David Auris Villegas Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

Mes del trabajador en las escuelas

David Auris Villegas – davidauris@gmail.com ¿Cómo podemos rendir tributo a los mártires de Chicago de 1886 quienes, con su reclamo de ocho horas de trabajo, marcaron un hito en la historia de los derechos laborales de la humanidad, lo cual consolidó al 1 de mayo, como el Día del Trabajador? El mejor tributo a esa memoria combativa es abrazar la educación de por vida. Para ello, las escuelas juegan un rol importante en mentalizar a los estudiantes que, solo con un trabajo innovador, duro, justo e inteligente, progresaremos como individuos y, de esta manera, desarrollaremos a nuestros países. En el ámbito académico, comprendamos que el valor de la educación rigurosa en la formación de los estudiantes es clave para hacer del trabajo una cultura de vida hacia la prosperidad. Hace medio siglo, El líder chino, Deng Xiaoping, dijo que solo abrazando la ciencia y la tecnología podremos generar desarrollo. Esto sígnica que, más allá de las pancartas y discursos sobre el Día del trabajador, es imperativo impulsar una pedagogía del esfuerzo basado en la investigación científica, si aspiramos una sociedad del bienestar, como está logrando China. Desde diversas perspectivas, es importante debatir en clases, sobre los derechos laborales, con el fin de que los estudiantes comprendan su función en la sociedad y más tarde, fomenten la equidad en el trabajo. Por otra parte, es fundamental desarrollar su liderazgo, la comunicación efectiva y la capacidad de resolver conflictos, adaptándose a las nuevas tendencias de trabajo en constante evolución. Empoderarlos de una ética sólida que contemple la puntualidad, la responsabilidad y el compromiso, constituyen un patrimonio invaluable en la vida de las personas, según la experta Adela Cortina. Según Ipsos Glpobal Advisor, Perú cuenta con cinco millones y medio de emprendedores con hambre de progreso, pero que a muchos de ellos les falta la formación de educación financiera. Para fortalecer esta debilidad, la escuela tiene la obligación de desarrollar la cultura financiera como parte del know how de los futuros emprendedores. También es importante llevar a cabo, simulaciones de proyectos de diferentes negocios, mediante la asistencia de la inteligencia artificial, así como adquirir habilidades en la gestión del tiempo para producir más, en una época saturada por la volatilidad temporal. Asimismo, la planificación de actividades extracurriculares, como clubes de ciencia e investigación de problemas reales en grupo, les impulsará a que, en la búsqueda de la solución, apelarán al esfuerzo colaborativo que es el espíritu de todo trabajo transformador. De esta manera, los estudiantes comprenden que, solo trabajando en equipo, podrán desarrollar y transformar su realidad en nombre del bienestar general. Si no cultivamos una cultura del esfuerzo pedagógico e innovador en las escuelas, correríamos el riesgo de forjar una generación de individuos incapaces de superar los obstáculos del mundo contemporáneo, cada vez más competitivo. A pesar de que somos un país de emprendedores, estamos alejados del progreso sostenido, desgraciadamente, debido a una de educación poco exigente que no contribuye al desarrollo. En la escuela, en honor al Día del trabajador, inoculemos en la mente de los estudiantes la cultura del esfuerzo y trabajo creativo, emprendedor e investigador, con el objetivo de generar una prosperidad compartida. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.
Artículo: Los libros, clave para el éxito educativo

Los libros, clave para el éxito educativo

David Auris Villegas davidauris@gmail.com Abril, un mes repleto de significado. El pasado 23 de abril, celebramos el Día del Libro. Este formidable instrumento ha transformado a la humanidad y continúa empoderándonos a los lectores de: Cervantes, Shakespeare, el Inca Garcilaso de la Vega y tantos escritores. La lectura otorga poder a los estudiantes al expandir sus horizontes mentales y emocionales. Le brinda un acceso a una amplia gama de conocimientos, perspectivas, enriqueciendo su pensamiento crítico, creativo y visionario, que constituyen las habilidades fundamentales para alcanzar el éxito en la vida. De acuerdo al Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), en el mundo hispano, los peruanos leemos tres libros por año y los españoles leen alrededor de diez, en contraste con Finlandia, que leen alrededor de cincuenta libros al año. Esto implica que el Estado debe impulsar una masiva promoción de la lectura, considerándolo como elemento relevante en la educación de los estudiantes, de lo contrario continuaremos anclados en el subdesarrollo. Los expertos coinciden en que la escasa lectura durante la formación del estudiante tendrá un impacto negativo en el ámbito escolar y en su entorno social. En la escuela, al no cultivar el hábito lector, será difícil continuar con éxito su formación profesional. Asimismo, en el ámbito social, la falta de lectura puede obstaculizar el desarrollo de la empatía y la capacidad de entablar conversaciones significativas, causándole un aislamiento y dificultad para interactuar en una sociedad que se mueve en función de la comunicación. Para el más grande del siglo XX en lengua castellana, Jorge Luis Borges, la lectura constituía una forma de felicidad y el acontecimiento capital de su vida fue la biblioteca de su padre. Y para nuestro querido Premio nobel, Mario Vargas Llosa, dice que la cosa más importante que le ha sucedido en la vida fue aprender a leer. En este sentido, la lectura nos conlleva poseer una cultura que es motor de desarrollo de un país. Parafraseando a la Unesco, podríamos decir que esta cultura es una forma o estilo de vida de una persona o una sociedad. Puede ser moldeada y fortalecida mediante la lectura en la escuela, en la familia y en la colectividad, haciendo de nosotros, ciudadanos responsables y capaces de convivir en una verdadera armonía como una sociedad civilizada. ¿Y cómo está nuestra cultura en este mes de las letras? Imitando al gran Bertolt Brecht, cabe estas extrañas disquisiciones: ¿Es posible caminar seguros con nuestras novias por las calles de las grandes ciudades? ¿Podemos circular por las veredas sin tropezarnos con objetos de negocios? ¿Existen bibliotecas públicas en las localidades más alejadas? ¿Todos los niños y jóvenes en edad escolar se encuentran en la escuela? ¿La sociedad considera que el camino más rápido para obtener ingresos es la política? ¿Por qué la presidenta peruana visita a los lugares más pobre del país, luciendo joyas valoradas en miles de dólares? ¿Por qué el delincuente no acepta que ha robado? Ante tantas interrogantes, volquémonos a leer algún libro que nos ayude a vivir sin trampas para ser mejores personas. © David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.
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