El enfoque de juventud frente al dispositivo escolar

Por Hugo César Moreno Hernández

OIG2

El problema central que conlleva asumir un enfoque analítico está en la concentración del observador sobre los sujetos o los procesos, por mencionar sólo dos polos de atracción. La mayoría de las veces esa concentración sobre unos u otros puede ser leída como una toma de partido, es decir, se está a favor de los sujetos quienes padecen la opresión de los procesos o se está a favor de los procesos que producen subjetividad, es decir, o se asume que sin sujetos no hay procesos o que sin procesos no hay sujetos. Cualquiera de las dos posturas es errónea, tan baladí como el viejo acertijo del huevo y la gallina.

La complejidad de la producción de subjetividad implica múltiples trenzados procesuales donde diversos dispositivos actúan. Digamos que la subjetividad, siendo muy simples, es la posibilidad de implicarse en relaciones sociales, ofrece sentidos a las orientaciones sociales, a las prácticas sociales, aprendemos a ser sociales, entes sociales, a través de procesos sociales. Qué produce la sociedad: la sociedad. No es lugar para explicar ni desplegar teorías al respecto, sólo quiero dejar asentado este punto para discutir, de manera muy sencilla, si desde el enfoque de juventud existe una postura en contra del dispositivo escolar.

Rápidamente, la respuesta es no. No, el enfoque de juventud no busca, por decirlo de alguna forma, descubrir las falencias del dispositivo escolar para promulgar su desaparición y si los argumentos que se despliegan desde la crítica que se logra al desmontar el dispositivo escolar desde el enfoque de juventud son utilizados para argüir a favor de la desaparición de la escuela, por ejemplo, no es problema del enfoque, sino de quien interpreta lo leído bajo el influjo de posturas ideológicas, algo de lo que ninguna ciencia social logra escaparse.

Por ello, es útil dejar bien establecido que el análisis crítico sobre el dispositivo escolar ejercido por el enfoque de juventud, que, como ya se ha mencionado en este espacio, es un enfoque que utiliza herramientas teóricas y metodológicas de la sociología, la antropología social, la filosofía política, los estudios culturales y otras disciplinas, busca desmontar las relaciones a través de las cuales se produce subjetividad en las sociedades contemporáneas. Lo que para algunos puede ser una falencia, como, por ejemplo, el hecho de que la juventud sea un fenómeno no esperado de la puesta en marcha de la masificación de la educación, sobre todo cuando se convierte en bien público, para otros puede significar la mayor de las bondades.

Podría pensarse que, para quienes nos dedicamos al estudio de las juventudes, el dispositivo escolar es la mejor de las cosas sociales que pudieran existir, pues sin él, los sujetos de nuestro interés no existirían. Nada más absurdo como esto, las ciencias sociales no funcionan con ucronías, aunque bien pueden utilizar mitos fundacionales desarrollados por la filosofía. En síntesis, el análisis crítico sobre el dispositivo escolar no busca definir si es bueno o malo, mejor o peor, sino comprender cómo funciona y qué produce y promueve realmente, más allá de sus imposturas programáticas o modelados ideológicos. Se trata de entender cómo opera el dispositivo escolar para producir subjetividades juveniles situadas, tanto dentro del dispositivo como en sus entornos geográficos, demográficos y culturales.

Autor: Hugo César Moreno Hernández
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