Inteligencia artificial sin conexión

Tomás Pabón Jiménez
A día de hoy, la inteligencia artificial (IA) quiere invadir las aulas de todo el mundo. Universidades que ofrecen másteres, revistas internacionales que nos muestran las claves esenciales para su uso en los centros…. Pero, ¿es importante que niños de entre siete y catorce años aprendan bajo la directriz de la IA en vez de seguir con una persona que les enseñe?
Se sabe que la inteligencia artificial está cada vez más presente en nuestras vidas, del mismo modo que su uso es un tema de exposición inmediata que interfiere en la eficiencia y personalización de la educación. Igualmente, individualiza el aprendizaje, analiza el rendimiento, adapta el contenido y la metodología de cada escolar. A su vez, esto permitirá a los estudiantes aprender a su ritmo y en función de sus intereses, lo que puede mejorar significativamente su motivación y rendimiento académico.
el camino a seguir? Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la IA desgrana oportunidades y su objetivo es el de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. Si como argumento en contra de la IA aparece que este sistema limita la interacción social entre los estudiantes, esto

La pandemia ha provocado cambios educativos sustanciales, entre ellos la migración a ecosistemas virtuales de aprendizaje. Durante ese tiempo, los docentes se han enfrentado a la tarea de atender una gran variedad de necesidades para asegurar la continuidad educativa de los alumnos.

Sin embargo, por otro lado puede crear problemas en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños y, lo más importante, sólo el 60% de la población mundial tiene acceso a Internet. Por tanto, ¿Qué ocurre con este nuevo método de enseñanza para el otro 40% de alumnos de todo el planeta? Dicho con otras palabras, ¿será una educación no equitativa y sólo podrán acceder a ella la gente del ‘primer mundo’? Asimismo, de ese 60% con acceso a la Red, menos de un 30% de los centros escolares hacen uso de ella. ¿Entonces, ¿cuál es
provoca que pierdan la oportunidad de desarrollar habilidades sociales y emocionales esenciales, tales como la empatía, la capacidad de trabajar en equipo o la resolución de conflictos, entre otros. Además, habría una limitación el pensamiento crítico, con lo que cabe preguntarse si aprenderán más los niños sin acceso a la IA, ya que al no tener acceso a Internet, seguirían con el mismo método de enseñanza.
A pesar de los muchos beneficios que la tecnología ha aportado a la educación, también existen preocupaciones sobre su impacto en las instituciones de educación superior. Con el auge de la formación en línea y la creciente disponibilidad de recursos educativos en Internet, muchas universidades e institutos tradicionales están preocupados por su futuro institucional a corto y medio plazo. Y así como Google trajo grandes posibilidades para usar en un aula, ahora se suma
la IA y los maestros que utilizamos la tecnología en la clase, fomentamos una búsqueda en Internet dirigida con estrategias activas por parte de los alumnos para la construcción de saberes y su progreso académico. Aunque el uso de la IA en la educación tiene muchas ventajas, también hay consideraciones éticas que deben tenerse en cuenta. Una de las mayores preocupaciones es la posibilidad de que este conjunto de técnicas y herramientas perpetúe los prejuicios y la discriminación existentes en el sector educativo.
Imagen: UNESCO

También preocupa el impacto de la IA en la privacidad de los estudiantes y la seguridad de sus datos.
En definitiva, puesto que es recomendable acogerse a un punto intermedio, se necesitaría un equilibrio adecuado que mezcle la intención artificial con la humana con tal de asegurar que los estudiantes desarrollen tanto habilidades técnicas como socio-emocionales esenciales.

Además, a muchos educadores les preocupa que las herramientas impulsadas por la IA puedan sustituir a la interacción humana y, como consecuencia, afectar a la calidad de la enseñanza en el aula.
Probablemente, muchos profesionales educativos pensarán que esto significa tener un asesor adjunto o un auxiliar pedagógico. Pues bien, esto no está tan lejos de nuestro alcance.

Autor: Tomás Pabón Jiménez

Docente en España y CEO de www.univermind.com
Parte del Comité de la Universidad Tecnológica de Monterrey (México) como miembro del Instituto para el Futuro de la Educación (IFE).

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