confusión

En el aula ¿Qué hacer en caso de una emergencia por el calor?

Ante las altas temperaturas que se registran en la entidad, la Secretaría de Educación del Estado (SEE) comparte algunas recomendaciones dirigidas a maestras, maestros y directivos para aplicarlas en caso de que se presenten golpes de calor, desmayos u otras afectaciones en las o los estudiantes. Es fundamental que la o el docente actúe de manera inmediata y lleve al estudiante a un lugar fresco, si se detecta un golpe de calor; algunos de los síntomas pueden incluir piel caliente y seca, mareos, confusión, pulso rápido y fuerte y posiblemente, pérdida del conocimiento. Será prioridad mantener a la niña o al niño hidratado, ofreciéndole agua fresca en pequeñas cantidades y asegurándose de que descanse en una posición cómoda. Se recomienda revisar que no traiga un cinturón o prenda apretada, y aplicar compresas frías en la frente para ayudar a bajar su temperatura corporal. Asimismo, en situaciones de desmayo, la profesora o profesor debe pedir apoyo de servicios de emergencia y de primer momento, colocar a la alumna o alumno en posición de recuperación en un lugar ventilado, acostado viendo hacia el techo, con las piernas elevadas ligeramente. Es esencial asegurarse de que la vía respiratoria esté despejada. En caso de que la o el alumno presente sangrado nasal, se deberá colocarlo sentado y ligeramente inclinado hacia adelante, presionando un poco la nariz en la parte media, abajo del hueso nasal. En cualquier situación lo más importante es mantener la calma, actuar con inmediatez y en caso de que persista, buscar el apoyo de servicios de emergencia. Fuente: [2024-18-abril]. SEE. ¿Qué hacer en caso de emergencia en el aula por el calor?. https://see.michoacan.gob.mx/que-hacer-en-caso-de-emergencia-en-el-aula-por-el-calor/

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Dr. Fidel Ibarra López

No distraigan ni confundan a la población con un hipotético regreso a clases

No distraigan ni confundan a la población con un hipotético regreso a clases Dr. Fidel Ibarra López Si algo ha distinguido el discurso institucional en lo referente al regreso a la clase presencial, es la irresponsabilidad y la contradicción. El gobernador de Jalisco señala que están próximos a presentar un protocolo con el cual podrían regresar a la clase presencial en esa entidad federativa; el Secretario de Educación Pública, afirma por su parte que la única manera de regresar al aula es con el Semáforo en Verde. Y días después señala que Campeche y Chiapas, podrían ser los primeros estados que puedan estar en esa condición por ser las entidades que estarían en condiciones de situarse en Semáforo en Verde. Y el encargado de la estrategia para enfrentar la pandemia del Covid, por parte del gobierno Federal, señala en dos declaraciones distintas, que se viene un escenario muy complejo para nuestro país con la entrada del otoño por la situación de un segundo rebrote -debido al factor climático- y que los hospitales van a estar llenos (sinembargo.mx.; 23 de septiembre del 2020). Y, por ende, recomienda que no se regrese a la clase presencial, ni siquiera en una condición de Semáforo en Verde, sino hasta que se tengan niveles mínimos de contagios (El Debate, 25 de septiembre del 2020). ¿Y cuándo podría ocurrir esa condición? Y esto lo afirmamos nosotros, hasta que haya una vacuna. No hay otra posibilidad. Luego pues, bajo este contexto, ¿por qué se persiste en seguir alimentando el discurso institucional con un supuesto regreso a las aulas? Los esfuerzos institucionales por explorar posibles protocolos para retornar a las clases presenciales, lo que genera es una distracción de los problemas centrales que se tienen en este momento. Uno de esos problemas es coyuntural y el otro es de planeación y preparación. El primero tiene que ver con la responsabilidad de sostener la cobertura educativa en el actual ciclo escolar, así como los aprendizajes de los alumnos. Y el segundo, con la preparación para enfrentar un escenario donde se tenga que mantener un modelo de educación a la distancia a través del uso de las tecnologías. Veamos cada uno de estos problemas: En primer lugar, el modelo de educación a distancia que se está implementando en el sistema de educación pública, ¿está garantizando las clases a todos los alumnos de educación básica -incluyendo a los alumnos que se ubican en las zonas de mayor marginación social-? Si no es así, ¿qué acciones están haciendo las autoridades federales para que esa condición tenga lugar? ¿Y de qué forma están tributando las autoridades estatales a ese propósito? En segundo lugar, en lo referente a los aprendizajes de los alumnos, ¿en qué medida se están garantizando con el modelo de educación a distancia? Y si esta condición no está teniendo lugar de forma adecuada, ¿de qué manera se está enfrentando este problema? Lo anterior demanda (toda) la atención de las autoridades educativas. Y, en cierta forma, exige (también) que no se distraiga la atención de los otros actores involucrados en el proceso; esto es, de los directores de escuela, docentes, alumnos y, sobre todo, de los padres de familia. El ciclo escolar va a terminar de la misma forma como inició; esto es, a la distancia. Y es de suma importante que, en términos de aprendizaje, no resulte un ciclo escolar perdido para los alumnos. Y eso es responsabilidad de todos los actores participantes en el proceso educativo. En tercer lugar, se tiene un problema de mayor calado. Y con ello me refiero a lo siguiente: si nos remitimos al discurso de las autoridades en la materia, en el escenario más halagüeño se tendrá una vacuna en el segundo semestre del 2021. Si eso es así, es muy posible que se inicie el próximo ciclo escolar de la misma forma como terminará el actual (a la distancia). Y, además, porque en México se tiene un problema estructural: no hay infraestructura suficiente para refrigerar los millones de vacunas que se requieren para aplicar una vacuna a toda la población de este país (Milenio, 15 de marzo del 2020). Por lo cual, la universalización de la vacuna no va a tener lugar, por más que lo afirme el presidente. No hay infraestructura para eso. Lo anterior significa que, aun con la invención de una vacuna, no se podrán eliminar los contagios de tajo, porque no toda la población va a poder acceder al medicamento. ¿Qué significa lo anterior? En el plano educativo, esta condición obligaría a iniciar el ciclo escolar 2021-2022 nuevamente bajo un modelo de educación a distancia. Sin embargo, sería inadecuado iniciarlo bajo las mismas condiciones con las que se operó en el presente ciclo escolar (clases por televisión). Sobre todo, en lo referente al acceso a las tecnologías. Y aquí radica el punto central del problema: ¿se está preparando el gobierno federal y los gobiernos locales para reducir la insultante brecha digital que se tiene en el país? Lo anterior ha sido una demanda en la región desde hace más de una década por parte de organismos como la CEPAL; pero la irrupción de la pandemia sitúa el problema (ahora) en una condición de urgencia. ¿Lo están entendiendo así las autoridades de gobierno?  Lo dudo. Sobre este tema en concreto, no se ha dicho ni una sola palabra. El discurso institucional se centra en el regreso a la clase presencial, no en dotarle a los alumnos de las herramientas tecnológicas para que puedan desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje a través del uso de las tecnologías. Ni siquiera se ha escuchado este punto en un momento en donde se está iniciando el debate en torno al presupuesto público para el próximo año. No lo he escuchado de parte del presidente López Obrador, del Secretario de Educación Pública, ni tampoco de ningún mandatario estatal.  Lo pongo en perspectiva: mientras la directora de la CEPAL, Alicia Bárcena, advierte (nuevamente) que la brecha de acceso a las tecnologías digitales puede convertirse en un

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