Día Internacional de la educación y cultura de paz
David Auris Villegas – davidauris@gmail.com En nuestro hábitat contemporáneo e interconectado, las fronteras digítales han desaparecido, sin embargo, es sorprendente ver que el odio hacia al prójimo se erige en una poderosa muralla a lo largo y ancho del planeta, alimentado por individuos incapaces de respetar al otro. Esta animadversión es una pandemia que corroe a la mente humana, por lo que es necesario vigorizar el formidable poder de la educación, para demoler estos muros que amenazan a nuestra existencia. Durante esta batalla cultural, el pasado 24 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación, impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO. Se resaltó el papel central de la educación y los docentes en la lucha contra el discurso del odio que está multiplicándose. Pero… ¿Podremos calmar las olas violentas desde las aulas, si en las redes sociales y los medios de comunicación, inundan frases e imágenes que denigran al ser humano, escudándose en la libertad de expresión? A pesar de que el odio se ha traducido en conflagraciones bélicas, violencia y crimen organizado generando dolor, el Día Internacional de la Educación, como ícono de la paz, no ha sido relevante para los medios de comunicación. El 24 de enero, casi ningún periódico escrito del Perú se atrevió a dedicarle un titular, quizás debido a que deambulamos en los brazos de la posverdad y los reality shows que ya hemos normalizado a la violencia. Para desafiar a este fenómeno, en el 2019, el secretario general de ONU, António Guterres, lanzó la estrategia y plan de acción de las Naciones Unidas para luchar contra el discurso del odio, que ratificó el papel fundamental de la educación como respuesta a este azote social. La Unesco, además, considera el discurso del odio como cualquier tipo de mensaje que discrimina a las personas e incita la violencia, lo cual puede ser amortiguado mediante políticas gubernamentales que animen una mayor tolerancia ciudadana que todavía no lo percibimos. La inteligencia artificial es otra aliada de la educación en esa búsqueda de cultivar una sociedad armoniosa. Sus algoritmos, al detectar los mensajes vejatorios antes de publicarse, pueden eliminarlos, protegiendo a las personas de posibles consecuencias negativas, pero que, lastimosamente hasta ahora, todavía no se ha puesto en marcha con efectividad. De aplicarse esta estrategia digital, contribuirá a la erradicación del discurso xenófobo, en esta insólita época, en el que muchos países están en una carrera armamentista. Por otra parte, la implementación de mediadores en las aulas son recursos indispensables para alcanzar una convivencia armoniosa. Designar a un estudiante o docente como mediador brinda un espacio para el diálogo constructivo. Al ser imparcial sus veredictos, las partes involucradas pueden comprender al otro y encontrar soluciones consensuadas. Esto promueve el respeto mutuo y empodera a los estudiantes en la resolución de conflictos de manera pacífica que pondrán en práctica en su vida cotidiana. Quien puede liderar una cruzada pedagógica por la paz, son los gobiernos de turno. Ellos poseen el poder y la responsabilidad de edificar una sociedad más justa, reduciendo las fuentes de violencia que se encuentran relacionadas con la pobreza. La adopción de políticas económicas que reduzcan la disparidad entre ricos y pobres, ofrece a los ciudadanos la posibilidad de adquirir una cultura de paz, como señala el pensador brasileño, Leonardo Boff. En un entorno violento y condicionado por el odio, la educación para la paz es uno de los pilares que puede asegurar nuestra futura existencia. Es hora de que todos, asumamos nuestro papel pacifista y miremos al prójimo con respeto y empatía. © David Auris Villegas. Escritor, columnista, profesor universitario y creador del ABDICVP